La importancia de cuidar la aerodinámica

Los resultados de la emocionante etapa contrarreloj (CRI) de ayer demuestran la importancia de la aerodinámica en esta clase de prueba. Casi tan importante como las propias fuerzas de los corredores, que además andan ya muy justas al final del Tour.

Y es que, cuando la velocidad media se acerca a 50 kilómetros por hora, como fue el caso de los mejores ayer (incluido Óscar Pereiro, a casi 49 km/h), la resistencia del aire es el principal obstáculo al que se enfrenta el ciclista. Este obstáculo ha de reducirse al máximo mejorando la aerodinámica de la bicicleta, y, sobre todo, del ciclista. El estadounidense Floyd Landis, al más puro estilo de su compatriota Lance Armstrong, es quien más cuidado tiene este último aspecto. Con diferencia.

En las CRI, el ciclista tiene que reducir al máximo su superficie frontal, que es la que choca contra el aire que tiene delante. Agachar el tronco y llevarlo casi paralelo al asfalto, como hacían todos los corredores ayer, está muy bien. Pero más efectivo aún es estrechar al máximo los hombros, como lo hacía Landis en esa incomodísima posición suya, muy trabajada en túneles de viento.

Visto de perfil, no parecía más aerodinámico que los demás, pero cuando las cámaras le enfocaban de frente, la cosa cambiaba. Además, al contrario que Pereiro, en los repechos apenas si se ponía de pie sobre su bicicleta para no perder su ventajosa posición. Si extrapolamos los resultados de algunos estudios científicos, y aún siendo conservadores, podemos cifrar la ventaja aerodinámica del americano en casi 1 segundo por kilómetro. O sea, 57 segundos. Y no olvidemos que va a ganar el Tour por un minuto escaso...

También tiene su importancia el casco de contrarreloj, que termina en forma de pico por encima de la nuca del ciclista, lo cual obliga a éste a mantener la vista al frente y a no agachar la cabeza. Landis fue el único que mantuvo la vista al frente todo el tiempo, impidiendo que se formasen turbulencias en la zona de la nuca. Y también evitando exponer toda la superficie del casco al aire. Hasta su bidón era más aerodinámico que el de sus rivales. En vez de ser cilíndrico, era aplanado e igual de estrecho que los tubos de la bicicleta. Algunos segundos ganaría también gracias a ese detalle, que para algo están los estudios científicos.

Dicho lo cual, nuestros dos campeones, Pereiro y Sastre, dieron lo mejor de sí y su rendimiento fue impecable ayer. Como lo ha sido en todo el Tour. Aunque es fácil juzgar desde fuera, quizás en un futuro podrían cuidar un poco más su aerodinámica para intentar ganar el Tour. Porque valor y fuerzas no les faltan.

Alejandro Lucia es catedrático de la Universidad Europea de Madrid.