Amos Gitai compara el conflicto en Israel con una "telenovela sin fin"
El cineasta presenta en Barcelona el filme que cierra su trilogía documental sobre una casa
Recién llegado de Haifa, la ciudad israelí donde nació hace 55 años, Amos Gitai dice encontrarse en Barcelona como en casa por la cercanía del mar y el bochornoso calor, pero, a la vez, inmensamente lejos. Al otro lado de la frontera del horror. "No son días fáciles". Con estas palabras, el director de cine saludó ayer a los periodistas que mantuvieron un encuentro con él, a mediodía, en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba). En este centro, presentó anoche, dentro del 8º Festival de Cine Judío, News from house, el documental que cierra su trilogía sobre una casa en Jerusalén. Amos Gitai, que no rehuyó ninguna pregunta de contenido político, comparó el conflicto en Oriente Próximo con una "telenovela sin fin".
Este cineasta, profundamente crítico con los integrismos de uno y otro lado y que ha intentado demostrar, a través de sus películas, que es posible la convivencia de ambas comunidades, aseguró que, en esta "telenovela sin fin", israelíes y palestinos "se intercambian constantemente los papeles de buenos y malos". "Lo peor", se lamentó, "es que los dos se están acostumbrando a esta situación y a ser las estrellas mediáticas de los noticiarios de todo el mundo". El director aclaró, sin embargo, que la responsabilidad en la actual escalada del conflicto en Oriente Próximo corresponde únicamente a las autoridades y que la población civil es la auténtica víctima de los intereses coincidentes, por un lado, "de los fundamentalistas islámicos" y, por el otro, "de la ultraderecha hebrea". Y defendió: "Cuantas menos atrocidades cometamos ahora más capacidad tendremos de construir un mundo mejor".
Amos Gitai quiso ser arquitecto como su padre, pero tuvo que interrumpir sus estudios a causa de la Guerra del Yom Kippur, en 1973, en la que casi murió al resultar derribado su helicóptero, cuando participaba en una operación militar. Ese episodio cambió su vida y comenzó a rodar, primero como aficionado y luego como reportero de la televisión israelí. Ya desde el principio, muchos de sus documentales incomodaron a los poderes públicos por su tono crítico, y, en la década de 1980, se vio obligado a exiliarse a París tras dirigir Yoman sade (Diario de campaña).
Optimista
A mediados de la década de 1990, con Yitzhak Rabin en el Gobierno, regresó a su país, donde, desde planteamientos ideológicos de izquierdas, ha continuado con su labor de intentar demostrar que hay "espacios" en los que es posible "el trabajo conjunto" y la coexistencia entre israelíes y palestinos, como por ejemplo el cine. En este sentido, Amos Gitai se confesó "optimista" de cara al futuro. "Mi optimismo no procede de lo que veo todos los días a mi alrededor, que me horroriza, sino del deseo, de la esperanza: me gustaría que hubiera coexistencia y cuanto antes mejor". Sobre qué papel debe tener el artista y el intelectual en este contexto, el cineasta subrayó que no tiene que ser "políticamente correcto". "A muchas personas no les gusta que yo diga lo que digo, ¿y qué?, peor para ellas". "Yo amo a mi país, y odio algunas cosas que se han hecho en su nombre y por él", zanjó Amos Gitai.
Autor de una filmografía extensísima y no suficientemente conocida en España, el cineasta ha alternado la dirección de documentales con la de películas de ficción. Ayer, en el Macba, presentó News from home, el documental que cierra la trilogía que inició hace 25 años con Bait (Casa) y continuó en 1998 con Bait be Yerushalayim (Una casa en Jerusalén). Amos Gitai calificó esta trilogía de "biografía de una casa", una metáfora de la transformación de Israel. Propiedad de un médico palestino que no vivía en él, el edificio fue requisado por el Gobierno israelí en 1948 en virtud de una ley sobre las "propiedades en ausencia" y alquilado a una pareja judía. A partir de ahí, el director siguió de cerca la evolución del lugar y sus habitantes a lo largo de un cuarto de siglo. "La primera película, sobre todo, fue considerada muy peligrosa por las autoridades porque no se puede hablar de lazos de los palestinos con Jerusalén".
Ahora prepara The engagement, el tercer filme de la trilogía de ficción que abrió con Tierra prometida y continuó con Zona libre.
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