Críticas a la laicidad de la enseñanza
Leo, pasmado, en su número del 18 de julio, que en un curso de verano de la Universidad Rey Juan Carlos, dirigido por el cardenal Antonio Cañizares, sobre la situación actual de la educación religiosa en España, el señor Rajoy manifestó que "tanto el laicismo como los fundamentalismos religiosos son enemigos de la libertad y, si logran imponerse, conducen inexorablemente al totalitarismo".
Ciertamente, dice mucho de la calidad de la educación religiosa en España la ignorancia palmaria de la que hace ostentación el señor Rajoy acerca del hecho de que Francia se dirige "inexorablemente al totalitarismo" (Mon Dieu, ¿lo sabrán los franceses?) desde hace más de un siglo, en virtud de la Ley Ferry de 28 de marzo de 1882 sobre la enseñanza primaria obligatoria, por la que se instituía la enseñanza laica. Dicha ley sustituía en Francia mediante su artículo 1 la asignatura de religión por una "de instrucción moral y cívica", y disponía en su artículo 2 que "las escuelas públicas primarias cerrarán un día a la semana, el domingo, con el fin de permitir que los padres, si lo desean, proporcionen a sus hijos instrucción religiosa en el exterior de los edificios escolares. La enseñanza religiosa será optativa en los colegios privados".
No deja de ser sintomático que la normativa francesa de 1882 resulte demasiado adelantada tanto para el señor Rajoy como para su eminencia, puesto que se oponen a su implantación en la España de 2006. En cualquier caso, y a la vista de los hechos expuestos, invito mediante la presente al señor Rajoy a que en futuros cursos de verano emplee con sus alumnos el ya secular modelo francés de enseñanza como ejemplo i-rre-fu-ta-ble de la deriva "inexorable hacia el totalitarismo" que supone ese "enemigo de la libertad" que, según sus propias palabras, es el laicismo. Se van a tronchar.
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