"¿Debimos dejar que se ahogaran?"
Los marineros del pesquero 'Francisco y Catalina' socorren desde hace cuatro días a los náufragos a sólo 16 millas de Malta
El pesquero Francisco y Catalina, que el viernes rescató a 51 inmigrantes a la deriva a 100 millas de Malta, seguía ayer esperando una solución para esas personas a 16 millas del archipiélago, donde permanece inmovilizado por las autoridades del país.
Bautista Molina, el segundo patrón, fue quien avistó la barca el viernes. Molina, de 41 años, se percató porque los inmigrantes agitaban los brazos y gritaban. El barco cambió la ruta para ir a recogerlos e intentó pedir auxilio por los canales de socorro, pero fue en vano, según relata por teléfono el marinero. "Lo estuvimos intentando desde la una de la tarde hasta las seis. Cuando vimos que se hacía de noche, decidimos recogerlos. Llevaban dos días sin comer y sin beber", explica.
El segundo patrón asegura que la mayoría de los rescatados procede de Eritrea, entre las fronteras de Sudán y Etiopía, y que huyen de la guerra. Se muestra convencido de que, de no haberlos avistado, "ya estarían muertos".
La salud, tanto de los tripulantes como de los extranjeros, es buena, si bien el desánimo cunde entre los marineros. "Estamos desesperándonos porque esto se alarga mucho. Son ya cuatro días. Tenga en cuenta que éste es un pesquero de sólo 25 metros. El aparejo está a bordo y ocupa bastante. Las 51 personas están en la cubierta como sardinas en lata. Por la mañana hace sol y por la noche refresca. Muchos van descalzos. Les hemos dado ropa y calzado nuestros".
El cocinero de la tripulación, algo desbordado por tener que cocinar 10 kilos diarios de arroz y espaguetis, recibe ayuda del resto de sus compañeros. Los inmigrantes, con los que se comunican "un poco en italiano y un poco en inglés", se oponen a que la tripulación limpie el aseo que ésta les ha asignado -el otro lo utilizan los marineros- y lo hacen ellos mismos diariamente.
Los marineros conocieron ayer el alcance internacional de su acción por las numerosas llamadas de medios de comunicación. Su preocupación por las pérdidas económicas que les acarrea esta situación -entre 7.000 y 8.000 euros diarios- es compensada, dicen, por haber salvado la vida al medio centenar de personas, entre ellas dos mujeres embarazadas y un bebé de dos años. "Nuestras familias nos apoyan y se sienten orgullosas de nosotros. Dicen que lo que hacemos está bien. Aunque se sienten preocupadas por lo que pueda alargarse la situación. Otra cosa será cuando lleguemos, en septiembre. No vamos a ganar nada. Esto va a dar pie a que otro pesquero, en caso similar, no recoja a los náufragos", razona Molina.
El patrón, José Durá, cree que cumplió con su deber: "¿Qué teníamos que hacer? ¿Dejar que se ahogaran?", se pregunta.
La tripulación también se encarga de que a la pequeña de dos años no le falten ni yogures ni leche, ya que en el envío de comida que llegó el domingo en helicóptero, no había alimentos para el bebé. "La niña está bien y jugamos con ella. La embajadora de España en Malta se está portando de maravilla y nos dice que no dudemos en llamar para todo lo que haga falta", relata Bautista Molina.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.