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Reportaje:

Los grandes del 'indie'

El Summercase reúne en su primera noche a más de 10.000 personas con el reclamo de Massive Attack y Belle and Sebastian

Si la Cadena 40 hiciese algún día un programa sobre los grandes triunfadores del indie, no tendría más remedio que echar sus redes en los caladeros del Summercase. Este festival de principales de la música alternativa cerró su primera noche, la del viernes, en el Fórum con una asistencia que, a falta de datos oficiales, superó las 10.000 personas. Cifra estimable para tratarse de una primera edición, aunque no tan abultada como para sufragar los cuantiosos gastos de un festival que ha comenzado bajo el signo de "que no falte de nada". Y es cierto: no faltó de nada.

Tampoco en el arranque de la segunda jornada, que al menos en sus primeras horas vivió los mismos niveles de asistencia. En el plano artístico destacó Rufus Wainwright, quien pese a actuar en una carpa inadecuada evidenció que la naturaleza ha sido dadivosa con él al otorgarle belleza, voz y talento. The divine comedy y New Order fueron otros destacados de la segunda y última jornada del festival que tenía previsto cerrar sus puertas a las 6 de la mañana de hoy domingo.

Massive Attack fue la banda que mejor mantuvo el tipo sobre el escenario
La organización aprobó con nota, pese a las colas ante las barras de comida y de bebida

Volviendo al primera jornada cabe señañar que hubo una buena ocupación de espacio, más recoleto al no usarse todo el recinto del Fórum; adecuada señalización; estupendas pantallas gigantes en tres de los cuatro escenarios; horarios que se cumplieron sin demasiadas desviaciones, y un magnífico ambiente de fiesta servido por un público bastante participativo que se entregó ante sus favoritos. En este sentido, la producción del evento aprobó con nota, pese a que las colas ante las barras de comida y bebida resultaron exasperantes. En lo artístico, no se defraudó ninguna de las expectativas generadas por unos artistas que en su 90% tienen lo mejor de sus carreras a varios años vista. Usando el retrovisor.

Los que mejor mantuvieron el tipo, Massive Attack, quizá porque también fueron los mejores cuando irrumpieron en su escena musical. Recurriendo a éxitos en un recital de complacido autohomenaje, la brumosa banda de Bristol cumplió hasta recuperando gemas como Safe from harm, uno de los muchísimos éxitos que sonaron en el parque del Fórum. De igual manera triunfaron Belle and Sebastian, que, eso sí, como sigan apurando su sensibilidad sin canciones brillantes, llevan camino de convertirse en la banda más cursi del planeta. Quienes ya lo son, y con coartada intelectual, que aún es peor, son Sigur Rós, una absoluta nadería de grupo tocado por el esteticismo más estéril. Escucharles y pensar en gélidos diletantes es todo uno.

En el apartado garrafa destacaron Daft Punk, una banda a la que el paso del tiempo sólo le ha conducido a poner más lucecitas en el escenario. Esta vez actuaron en la parte superior de una pirámide, con esos cascos que lucen en Electroma, su documental experimental, y que les convierten en modelos de pasarela de Shoei. Excepto la pirámide, nada nuevo desde el Sónar de la Mar Bella. Y ya ha llovido. Cerveza en el caso de Fat Boy Slim, el Bart Simpson de la electrónica. Él remató una noche que en el apartado de sorpresas tuvo dos: que llovió un poco y que The Spinto Band pareció lo más electrizante de una noche sin más historia que el gran éxito de convocatoria.

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