El helicóptero siniestrado llevó durante una semana viajeros entre Ceuta y Málaga

El helicóptero que cayó al mar el pasado sábado en Santa Cruz de Tenerife y provocó la muerte de sus cinco ocupantes, mientras que el copiloto permanece desaparecido, estuvo hasta el 5 de julio, durante una semana, realizando la ruta regular de pasajeros entre Ceuta y el aeropuerto de Málaga, según informaron a Efe fuentes portuarias. Fue subcontratado porque la compañía aérea Helisureste tuvo que retirar su helicóptero por una revisión técnica obligatoria. Los familiares del copiloto han pedido al presidente del Gobierno que no cesen las tareas de búsqueda.

El aparato Sikorsky siniestrado en Tenerife cubrió hasta sólo tres días antes del accidente, en calidad de subcontratado, la ruta regular de pasajeros entre Ceuta y Melilla, plazas que los aparatos de la compañía aérea Helicópteros del Sureste (Helisureste) enlazan habitualmente cuatro veces al día. La investigación de siniestro todavía no ha llegado a ninguna conclusión.

Tras la tragedia, la familia del copiloto desaparecido, Antonio Ruiz Lacasa, de 37 años y con 890 horas de vuelo, se apresuró a recordar las quejas que Lacasa solía hacerles sobre sus condiciones de trabajo. "Si vierais cómo volamos", les comentó. Su tío Pablo Lacasa remató: "Los pilotos de helicóptero parecen la escoria de la navegación aérea; están totalmente desprotegidos a pesar de que se dedican a salvar vidas, a proteger nuestra naturaleza. El próximo caerá pronto".

Los familiares del copiloto han solicitado al presidente del Gobierno y a la ministra de Fomento "que no cese" la búsqueda del desaparecido, ante el temor de que los servicios de rescate finalicen los rastreos el próximo fin de semana. Su cuerpo es el único que aún no ha sido recuperado. Cuatro helicópteros, dos barcos y un remolcador de Salvamento Marítimo, el Gobierno de Canarias, la Guardia Civil y el Servicio Aéreo de Rescate peinan desde el lunes los seis municipios de la costa este de Tenerife, desde el lugar del accidente a 2,5 millas de Roque Bermejo, en la punta de Anaga (noreste de Tenerife), hasta Granadilla de Abona (sureste de la isla).

Los equipos de rescate barajan tres posibilidades. La primera, y casi descartada, es encontrar al copiloto con vida perdido en algún lugar de la costa; la segunda y más factible es que su cuerpo haya quedado atrapado por los cinturones y se encuentre sumergido a centenares de metros (entre 300 y 700) con las casi 2,5 toneladas de la cabina, rotor y hélices en el lugar del impacto; la tercera es que haya salido a flote y las corrientes lo arrastren hacia algún lugar más al sur.

La compañía propietaria de la nave (Helicsa) ha contratado los servicios de un buque oceanográfico para rastrear los fondos marinos y detectar el lugar exacto donde se encuentra sumergida la mitad delantera del helicóptero americano Sirkosky S61N. Las condiciones del mar han impedido el despliegue de sonares y equipos para estas operaciones.

Helicsa asegura que ha contratado este buque "sin límite de tiempo, ni de perímetro a rastrear", y dio a entender que se seguirá buscando al copiloto durante las próximas semanas, "hasta que los técnicos del barco nos indiquen lo contrario".

Desde que se produjo el accidente el sábado, numerosos pilotos, capitanes y técnicos de mantenimiento, que han solicitado el anonimato, han aportado a este periódico informaciones sobre la fragilidad laboral de este colectivo en toda España, con sueldos de 900 euros brutos mensuales para copilotos durante más de tres años. Según un portavoz de la Asociación de Pilotos y Técnicos de Mantenimiento de Helicópteros, esta asociación lleva "más de siete años" denunciando "la falta de seguridad" del colectivo, y calificó la "alta siniestralidad" como "un auténtico genocidio" de toda la profesión. "España es el único país de Occidente y Asia donde mueren entre tres y cuatro pilotos al año desde 1996", informó. Teniendo en cuenta que existe una plantilla de 350 pilotos, "es tanto como 500 policías al año".