Mayo se desploma
El corredor del Euskaltel, con dolor de garganta, pierde 24 minutos
El uso del aire acondicionado es tan frecuente que algunos aparatos ni siquiera se pueden desconectar. Se pueden elegir los grados y la intensidad, pero de apagarlos, olvídese. Ni intentarlo: no tienen interruptor. Es lo que pasa en algunos hoteles de Burdeos, donde los equipos llegaron el pasado domingo y pasaron la jornada de descanso del lunes. Dos noches en las que Iban Mayo no pudo desconectar el aire acondicionado de su habitación. Lo bajó a la mínima velocidad y colocó encima una toalla, pero el ventorrillo de aire frío seguía saliendo. La etapa siguiente, con final en Dax, la terminó "muy cabreado" porque sentía molestias en la garganta. Y ayer sencillamente se desplomó, afectado según él por un dolor que le dejó sin fuerzas. "Me ha perjudicado mucho, cuando hemos comenzado a subir me he quedado porque no podía, no me respondían las fuerzas. Espero recuperarme y seguir adelante", explicó Mayo en la línea de meta, 24 minutos y 24 segundos después de la victoria de Mercado, envuelto en un grupo de unos 40 corredores.
Mayo se quedó clavado en el primer puerto del Tour, el Col de Soudet, 14 kilómetros a una media de desnivel del 7,3% con tramos del 11%. Unai Etxebarria se quedó junto a su líder, tiró de él por delante y le empujó brevemente por detrás cuando pensaba que nadie les veía. Pero nada, hasta los sprinters le superaban. Mayo perdió más de seis minutos en la cima y la sangría continuó en el Col de Marie-Blanque, 9,3 kilómetros al 7,7%. Los seguidores vascos que siguieron la etapa se llevaron un chasco. Habían teñido la carretera desde Cambo-les-Bains hasta Pau con camisetas naranjas e ikurriñas, pero su ídolo cerraba la carrera en lugar de encabezarla. Antes de la salida, alguien le había regalado una inmensa cesta con comida y bebida del País Vasco. "¡Vamos, Iban! ¡Venga, suerte!", le gritaban los aficionados, esperanzados con volver a los grandes días de Iban, su victoria en 2003 en Alpe d'Huez, su triunfo sobre Armstrong en la cronoescalada de Mont Ventoux en la Dauphiné Liberé de 2004. Su progresión se frenó ese año con una caída en el Tour, en Waterloo, y parecía recuperada este curso con su victoria sobre Valverde en la etapa reina de la Dauphiné.
"Pero el Tour no perdona", como dijo su manager, Igor González de Galdeano, "un mal día te pasa factura y la garganta le ha afectado más de lo que esperábamos". "Quedan muchos días", añadió Mayo, "y ya he dicho que mi objetivo era ganar una etapa. Al equipo le hace más ilusión eso que ser quintos en la general, y si ya tenía difícil lograr un buen puesto, ahora tengo menos esperanzas. No pensaba mirar por mi clasificación". El Euskaltel mantiene sus planes: conseguir una victoria en los Pirineos o en los Alpes y apostar por Zubeldia para la general. "Es más regular, y está muy bien de forma", asegura su director deportivo, Julián Gorospe. En cuanto a Mayo, el objetivo es recuperarlo para la segunda semana de montaña.
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