¿Una victoria para los tramposos?
Aún no se había apagado el aullido nacional tras el último penalti, lanzado por Grosso, y ya empezaba a hablarse de amnistía. La victoria de Italia en el Mundial dio nuevas fuerzas a quien defendía desde el principio la necesidad de dar carpetazo, en nombre del amor al fútbol, del interés nacional y de otros elevados valores, al proceso por las competiciones trucadas. E hizo dudar a bastantes de quienes hasta ayer exigían penas severas para los dirigentes y los equipos que durante un número indeterminado de cursos falsearon la Liga. Los mercados financieros olfatearon el aroma del perdón porque las acciones del Juventus, el club más implicado en el fraude, subieron el 6,43% en la Bolsa.
La primera fase del proceso, realizado en el estadio Olímpico, de Roma, concluyó el jueves pasado y la sentencia del tribunal deportivo se espera para hoy o mañana. La apelación ante el Tribunal Federal podría comenzar el día 17 de este mes y las sentencias definitivas deberían conocerse hacia el 20. El fiscal pidió el descenso a la Serie C (Tercera) y la pérdida de dos títulos ligueros para la Juve, así como el descenso a la B (Segunda) para el Lazio, el Fiorentina (ambos, con una penalización de 15 puntos) y el Milan (con una de tres).
Parlamentarios como Guido Crosetto (Forza Italia) propusieron una supuesta "vía intermedia", entre la condena y el perdón, por la cual habría que castigar solamente a los directivos y no a los jugadores, técnicamente inocentes. La idea, justificada en la necesidad de no privar de espectáculo a los tifosi en un año mágico, podría parecer razonable, pero se traduciría en un indulto encubierto. Los directivos procesados, gente en general adinerada y con todas las posibilidades para reorientar su vida, sufrirían condenas de inhabilitación y alguna pequeña multa: lo máximo que puede imponer la justicia deportiva. Los clubes y los jugadores, en cambio, seguirían en la Serie A (Primera).
Incluso personas habitualmente razonables, como Piero Fassino, ex ministro de Justicia y secretario general de los Demócratas de Izquierda, cedieron al fervor juventino: "Confío en la clemencia del tribunal".
No debió de ser casualidad que Forza Italia, el partido de Silvio Berlusconi, se volcara casi en bloque a favor del perdón, dado el riesgo de descenso para el Milan berlusconiano. La derecha, en general, atribuyó al centroizquierda la responsabilidad de fomentar el proceso: "Que se calmen los justicialistas de la izquierda y disfruten como toda Italia de esta hermosa victoria; el proceso del fútbol tiene fines políticos y la justicia debe realizar un acto de clemencia", dijo Gianfranco Rotondi, secretario general de la Democracia Cristiana.
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