Ladrones de poca monta

Coca-Cola y Pepsi, las eternas rivales en el lucrativo negocio de los refrescos, unidas contra el crimen organizado. Pero esta vez la trama de espionaje industrial desmantelada el jueves en Atlanta, que intentaba vender a Pepsi un producto secreto de Coca-Cola, da sólo para una mala novela policiaca.

Joya Williams, que trabajó como asistente de un alto ejecutivo de Coca-Cola, tenía como cómplices a dos ex convictos de poca monta que compartieron penas de cárcel en un prisión federal en Alabama, Ibrahim Dimson y Edmund Duhaney. El primero cumplió cinco años de prisión de los siete a los que fue condenado por posesión de drogas. El segundo cumplió un año de cárcel de dos por fraude bancario. Ahora ambos están bajo arresto a la espera de comparecer ante el juez la semana que viene.

Por su parte, Williams, que no tiene registro criminal alguno, fue puesta en libertad después de que su abogado dijera que quería analizar las muestras de la bebida secreta que supuestamente robó su cliente. "¿Por qué dejaron el producto en la oficina a la que se podía acceder fácilmente?", se preguntó el abogado tras la audiencia preliminar en Atlanta.

Los tres supuestos espías podrían ser condenados a hasta 10 años de cárcel por desvelar secretos industriales de Coca-Cola, con los que intentaron embolsarse 1,5 millones de dólares. Por si acaso, el magistrado Foel Feldman firmó una orden el jueves para evitar que los tres acusados puedan revelar secretos de la compañía a cualquier persona que no sea su abogado.