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Reportaje:

Loco, loco 'grand prix'

'Cars', la última película de animación por ordenador de Disney-Pixar, llega a los cines españoles

John Lasseter, director de Toy story y Bichos, se considera afortunado. De crío era un amante de los coches lujosos y los bólidos, una pasión que aún mantiene viva. Finalmente, ha podido trasladar su afición automovilística a la gran pantalla. Con Cars, el último filme de animación por ordenador de Disney-Pixar, Lasseter vuelve a las tareas de dirección tras siete años dedicado a producir películas de otros cineastas (Monstruos, Buscando a Nemo y Los increíbles).

Ni insectos, ni muñequitas de tocador... El bravo protagonista de Cars es Rayo McQueen, un coche de carreras que aspira a convertirse en el campeón más joven de la Copa Piston. Sin embargo, no todo son alegrías. Sus deseos se tuercen al cometer una infracción -exceso de velocidad, cosillas de coches- en un recodo olvidado de la mítica Ruta 66. Pocos transitan por allí, porque aquel enclave romántico ha quedado desplazado por autopistas modernísimas. El desnortado Rayo McQueen caerá en manos del sheriff de Radiator Springs, un pueblo casi fantasma en el que se verá obligado a realizar trabajos en bien de la comunidad antes de poder proseguir su marcha hacia los laureles.

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Nostalgias americanas

Como todas las grandes producciones, Cars estaba concebida para ser un exitazo. No obstante, su reinado en la taquilla estadounidense fue breve. A las pocas semanas de su estreno, no resistió el embate de Click, la nueva comedia de Adam Sadler, aunque permanece entre las 10 películas más vistas.

Su aterrizaje en España también ha sido un poco turbulento por la guerra que mantiene un grupo de exhibidores con la omnipotente distribuidora Disney, pugna que se concretó el pasado día 23 de junio con el plante al estreno de Scary movie 4. Estaba previsto que el boicot se extendiera a otros títulos de la Disney, entre los que se encontraban Piratas del Caribe II y Cars. La amenaza no se ha cumplido, sino todo lo contrario. Del filme de Lasseter se han distribuido en España 556 copias, 12 de ellas en catalán y cuatro en versión original con subtítulos. La última parte de la trilogía de El señor de los anillos, de Peter Jackson, se exhibió en 517 salas, cifra que supuso entonces el récord de distribución, superado ya por Cars.

La presentación europea de la película se realizó en Barcelona hace unas semanas, ciudad que acogía en esas fechas el Gran Premio de España de Fórmula 1 en el circuito de Montmeló. Lasseter llegó acompañado por el actor Owen Wilson, que da voz a Rayo McQueen. Juntos forman un dúo cómico impagable. El director no hablaba de los personajes, los interpretaba. Por su parte, Owen resaltaba los gestos histriónicos de Lasseter con una sonora muletilla: "Yeaaaaaaaaaaah", que repetía una y otra vez entre carcajadas. El cineasta explicó que llevaba tiempo con ganas de rodar una historia "muy personal" protagonizada por bólidos y otras carrocerías -su padre era vendedor de coches-. Cuando presentó el proyecto, tuvo que aguantar con estoicismo las burlas de su compañeros. "Se limitaban a soltarme: '¡A ver si va a ser un pinchazo!'. La broma duró meses". Para captar la esencia de la Ruta 66, enmarcada por unos imponentes paisajes, Lasseter se embarcó en un viaje con toda su familia. Así, pudo disfrutar "por primera vez de la vida, descubriendo que hay otras cosas más importantes que el trabajo".

Su mujer, que se conoce al dedillo el gusto friki de Lasseter por los automóviles, le dio un toque de atención. "Un día me dijo: 'Espero que pienses en mí y en tus hijas al hacer la película, para que no sea algo que sólo guste a los locos del volante". Uno de los retos que afrontó fue el de humanizar los coches y hacerlos capaces incluso de coquetear con gracia. Y eso, sin que las carrocerías pierdan el aspecto metálico y su capacidad de reflejar el entorno. La película va precedida por un hilarante corto de animación, El hombre orquesta, y es aconsejable quedarse hasta el final de los títulos de crédito, llenos de sorpresas y homenajes.

El equipo de Lasseter incluyó a dos dibujantes españoles, Carlos Baena y Rodrigo Blaas. Al primero le encantan los coches, pero Blaas prefiere las motos. Ambos se lo han pasado en grande participando en la animación de Cars. Experiencia les sobra. Llevan cuatro años trabajando para Pixar y otros grandes estudios. ¿Qué es lo más difícil del oficio? "La observación", contestan al alimón. Su cometido les obliga a trasladar gestos humanos -de sus amigos, familiares o de ellos mismos- a animales, criaturas fantásticas o, en este caso, coches. "La dificultad añadida de Cars era la limitación de dar vida a un coche, pero en el trabajo creativo a veces esas limitaciones permiten conseguir más sutilezas", apunta Blaas.

En los planos de esta película han invertido alrededor de un año y medio de faena. Uno de los atractivos de Cars es la variedad de modelos de coches y otros trastos con cuatro ruedas que circulan por sus secuencias, desde un Jeep de la II Guerra Mundial a una colorista furgoneta hippy. Baena se ha ocupado de algunos planos de los coches italianos, Luigi y Guido, moradores de Radiator Springs, y de la vieja grúa Mate, el gran amigote del protagonista. Por su parte, Blaas se ha dedicado a varios momentos estelares de Rayo McQueen. Es obra suya el derrape a cámara lenta que el altivo McQueen hace siguiendo los consejos de un veterano campeón, Doc Hudson -escena que se enriqueció con la sabiduría automovilística de Paul Newman-. Antes de meterse de lleno en la animación del filme, el equipo se trasladó al circuito de Sears Point. "Querían que viésemos la velocidad", asegura Baena, quien completó su preparación, entre otras prácticas, con carreras de... karts.

Un fotograma de <i>Cars.</i>
Un fotograma de Cars.
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