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La apertura de dos nuevas galerías refuerza la oferta artística de la capital gaditana

Las salas Viva la Pepa y Minimaarte intentan contribuir a la renovación de la ciudad

En una semana, Cádiz ha pasado de tener tres a cinco galerías de arte. Esta oferta casi duplicada se ha conseguido gracias a la apuesta de una pareja catalana recién instalada en la capital gaditana, José Manuel Garayoa y Gema Naves, y del galerista Alfonso Arenas. Los primeros han centrado su nueva sede cultural en un homenaje alrededor del pop nacional e internacional. Alfonso Arenas ha creado una muestra física y virtual en torno al italiano Pier Vittorio Tondelli, cuando se cumplen 50 años de su desaparición.

Garayoa y Naves han denominado a su galería Viva la Pepa, el grito con el que se identifica el carácter liberal de los gaditanos, que recogía la primera Constitución española, la que se proclamó en esta ciudad en 1812. "Cádiz es muy pop. Se toma los problemas a risa. Hace crítica desde el humor con un carácter abierto y natural", explica Garayoa.

Los promotores aseguran sentirse muy a gusto en medio de ese ambiente "risueño" y están convencidos de estar contribuyendo, con su nueva galería, a consolidar el municipio como una ciudad de la cultura de futuro. "Durante mucho tiempo, Cádiz ha vivido de la industria, de sus astilleros y de su puerto. Pero ahora se está transformando. Se está convirtiendo en una ciudad de servicios donde los bienes materiales cada vez importan menos y donde la cultura alcanza un valor importantísimo", asegura el galerista.

Por esos mensajes de libertad y alegría, los responsables de Viva la Pepa, en la calle Valverde, no dudaron en apostar por el pop. El de aquí y el de allá. En sus paredes, se combinan obras de grandes maestros como Andy Warhol, entre ellas una revisión a los Beatles, y Roy Lichtenstein.

Artistas locales

También hay espacio para los artistas locales. Salvador García y Mónica Padilla engrandecen al joven novillero Fran García en un peculiar retrato; Fernando Batista recupera a Lola Flores; Andi Rivas sitúa a Paris Hilton en la playa de la Caleta; Mijita Dakota añora a las divas como Greta Garbo o Maria Callas. Hay asimismo clásicos como Christo, Mimmo Rotella o el Equipo Crónica. O propuestas sorprendentes como el Comportamiento en sociedad, de Íñigo Navarro, un gran panel que enseña a la clase alta cómo sonreír, cómo saludar o cómo simular atención.

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Garayoa explica que el nombre de su galería "es un gran guiño" al constitucionalismo gaditano. También una exaltación de su alegría. "Cádiz busca un nuevo rumbo. Es una ciudad emergente que sale de una época para entrar en otra", mantiene. Su apuesta por la ciudad coincide con la apertura, casi simultánea, de otra galería, la que impulsa Alfonso Arenas bajo el nombre Minimaarte, que tiene una sede física, en la Cuesta de las Calesas y también una sede virtual en www.minimaarte.com.

Esta sede cultural ha comenzado con un recuerdo de 26 artistas al desaparecido autor Pier Vittorio Tondelli, con firmas como Amalia Quirós, María Antonio Colón, Marisa Bascuñana, David Alcántara o el propio Alfonso Arenas.

Ambas galerías de arte elevan a cinco las existentes en la capital gaditana, que, hasta ahora, contaba con tres: Benot, Milagros Delicado e Islahabitada, enclaves únicos, hasta ahora, donde se podían organizar exposiciones de compra y venta de cuadros.

El promotor de Viva la Pepa entiende esta eclosión cultural dentro del movimiento "transformador" que está sufriendo la ciudad. "Hay gente que se está movilizando a favor de la cultura, que está favoreciendo que exista una masa crítica que permita convertir estos lugares en símbolos y elementos de atracción", opina.

Su apuesta por el pop es, de momento, temporal. La galería se mantendrá abierta los meses de verano. "Estamos semi-instalados en Cádiz, así que nos iremos y vendremos", explica Garayoa. En su sede, la lista de precios oscila entre los 7.200 euros y los 300. "La mayoría de las obras son asequibles porque entendemos que hay una clientela muy diferente que busca este tipo de arte", explica Gema Naves.

A la apuesta por el pop, han sumado también un revival protaurino. Un gran cartel de Reus también se ofrece al público como elemento artístico. Anuncia una corrida del 11 de julio de 1954. Aparece en grandes letras el nombre de José Ignacio Sánchez Mejías. A la entrada, también se ha hecho espacio a lo cotidiano: uno de esas típicas estructuras de cartón de las ferias con personajes sin cabeza para hacerse fotografías permite al visitante retratarse con traje de luces y capote.

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