Los Mossos detuvieron a la estranguladora cuando jugaba en un local de tragaperras
La policía actuó contrarreloj para impedir que la presunta asesina perpetrara un nuevo crimen
Remedios S. S., la presunta estranguladora en serie de ancianas detenida anteayer en Barcelona, es una ludópata aguda, según los Mossos d'Esquadra. La policía autonómica la detuvo cuando se encontraba jugando en una máquina tragaperras en el interior de un centro recreativo del barrio del Eixample, muy cerca del lugar donde en los últimos días había perpetrado dos asesinatos y agredido a su última víctima. La policía se vio obligada a trabajar "contrarreloj", porque su intuición les hacía temer que la mujer preparaba otro asesinato de una anciana.
Remedios no se resistió. Bajó la mirada y con actitud sumisa, al borde de la resignación, siguió a los Mossos d'Esquadra, una vez que le comunicaron que estaba detenida. Un coche de la policía la llevó con discreción desde el centro recreativo, en el que estaba jugando con una máquina tragaperras, hasta la comisaría de la Travesera de les Corts, donde ayer era interrogada. La pesadilla había durado 24 días. La policía le imputa tres asesinatos y cinco agresiones, siempre a mujeres mayores de 70 años. Además, investiga la relación de Remedios con la muerte de una cuarta anciana que, en principio, se pensó que había fallecido de muerte natural.
La asesina en serie de ancianas en Barcelona fue detenida a medio camino entre el bar donde trabajaba y su domicilio, en el popular barrio de Sant Andreu. Sus ganancias en el juego, su salario como cocinera en el bar donde trabajaba desde hace dos años, y el de su compañero, un taxista, le habían propiciado un falso desahogo económico que le había permitido comprarse un ático en el que vivía con sus dos hijos gemelos, de 23 años. Uno trabaja también en un bar y el otro se prepara para ser algún día entrenador de fútbol.
Remedios, separada y juntada en tres ocasiones, es oriunda de una aldea gallega, San Cristóbal de Domea. Nació en el seno de una familia de 12 hijos. Al llegar a Barcelona hace tres décadas empezó a trabajar en el servicio doméstico. En esa época conoció a su primer compañero, compraron un piso en el suburbio de La Verneda y tuvieron los gemelos. Aquel matrimonio se convirtió en un infierno y dio paso a un segundo fracaso, que acabó hace tres años de forma trágica, cuando el nuevo compañero la echó a la calle y ella se vio obligada a vivir durante un tiempo en una casa de acogida. Su último matrimonio, con un taxista de 62 años, también acabó mal. Lo que queda de este último naufragio sentimental es el ático de Sant Andreu, que precisamente el lunes quedó oficialmente a su nombre y al de sus dos hijos. Los dueños del bar donde trabajaba elogiaban ayer la laboriosidad de Remedios. Precisamente, la herida que tiene en el brazo se la produjo en la cocina del bar.
El testimonio de un vecino del barrio de Sant Andreu, que identificó a la asesina, permitió a la policía el lunes por la tarde localizar a la mujer. La siguieron durante poco menos de dos horas, hasta que los mandos policiales, temiendo que estuviera preparando un nuevo asesinato, ordenaron su inmediata detención. Pocas horas antes se habían concentrado todos los efectivos policiales en los barrios del Eixample y de Sant Andreu y desactivado los dispositivos apostados en Montcada i Rexac y en las estaciones de ferrocarril.
Ayer por la mañana, poco antes de que los responsables de los Mossos d'Esquadra se reunieran con los periodistas para dar más información sobre la presunta asesina, el titular del Juzgado de Instrucción número 16, Jaime Conejo, en el que en principio ha recaído la instrucción del primer asesinato, ordenó a la policía no dar ninguna información, especialmente "evitar cualquier filtración" sobre el tema. Al parecer, el juez se había enterado de la detención de la asesina ayer por la mañana al leer la prensa. Una copia de la orden de no hablar, explicitada en una providencia que el juzgado dirigió al director de la Seguridad Ciudadana, fue distribuida ayer por un mando policial a los periodistas.
"Es la primera vez que un juez dicta una orden de este tipo", aseguraba ayer un responsable del gabinete de comunicación de los Mossos d'Esquadra. La prohibición impidió al inspector jefe de Investigación responder a la mayor parte de las preguntas de la prensa. El inspector jefe, antes de abandonar la sala, pidió a la prensa que transmitiera a la ciudadanía un mensaje tranquilizador. "Se acabó la pesadilla", aseguró el funcionario.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.