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Reportaje:

El metro es seguro aunque se averíe

Los sindicatos se quejan del número de incidencias del suburbano, aunque descartan riesgos

El metro de Madrid es seguro para los viajeros. En eso todos coinciden: Gobierno regional y sindicatos. "Si lo que ha ocurrido en Valencia [el descarrilamiento de un tren provocó el lunes 41 muertos] ha sido por exceso de velocidad, aquí no hubiera sucedido, porque todas las líneas cuentan con un sistema informático que regula la marcha", explican. Los sindicatos, eso sí, piden un esfuerzo mayor en el mantenimiento de trenes e instalaciones: denuncian que en algunas líneas, como la 1 y la 6, "no hay día que no haya una avería". "No afecta a la seguridad, pero sí a la calidad del servicio", dicen. La Comunidad alega que en 226 kilómetros de red "es imposible que no haya incidencias".

El Sindicato de Conductores de Metro convocó varias jornadas de huelga los pasados meses de marzo y abril para reivindicar mejoras laborales. Entre ellas, revisiones más frecuentes de trenes e instalaciones para reducir el número de averías, que se han hecho "habituales". Los trenes se revisan "visualmente cada noche, más en profundidad cada 30 o 40 días y de forma total cada año", según una portavoz de la Consejería de Transportes.

"Nosotros no somos técnicos, no sabemos cada cuánto hay que revisar los trenes, los raíles, las tomas de corriente. Pero sí sabemos que hay líneas, como la 1 o la 6, en las que las averías son diarias. Aunque no son averías graves que pongan en peligro la seguridad de los viajeros, sí redundan en una mala calidad del servicio que se presta", explica Eloy Gómez, secretario general del sindicato.

"La red de metro tiene 226 kilómetros, es la más grande de España y una de las mayores de Europa. Es imposible que no haya incidencias", replica la portavoz de la consejería.

En lo que todos coinciden es en que, gracias a la implantación, hace una década, del sistema informático ATP, la circulación de los trenes en el suburbano madrileño es segura. "La velocidad no depende del conductor: está limitada por el cerebro electrónico del convoy. Eso evita accidentes", dice Gómez.

A pesar del consenso sobre la seguridad, el pasado marzo salió a la luz un informe escrito por el ex director de Infraestructuras de la Comunidad, Manuel Melis, en el que admitía que la ampliación de la línea 9 -primera y única adjudicada en régimen de concesión a un grupo de empresas- la realizaron esas empresas con materiales defectuosos "para ahorrar".

Su inauguración en 1999 se hizo sin haber resuelto todas las deficiencias detectadas, y a las tres semanas de entrar en servicio se desplomaron sobre la vía las catenarias. Ningún tren resultó afectado.

La Comunidad restó importancia al informe de Melis argumentando que las deficiencias fueron en su día subsanadas y que después de aquello la línea no ha sufrido ningún accidente. PSOE e IU consideran "gravísimo" el asunto, y han pedido reiteradas veces, en vano, una comisión de investigación.

Trenes en manos privadas

Ahora, los sindicatos están preocupados porque los problemas financieros de la empresa pública Mintra -La UE le ha prohibido endeudarse más- obligan a la Comunidad a dejar en manos de empresas privadas 142 trenes de nueva generación, que prestarán servicio en las líneas 3 y 7 cuando concluya su remodelación. "Una empresa privada nunca se encargará del mantenimiento de los trenes como lo haría la Administración. Quien busca beneficio tiende a relajarse", afirma Ignacio Arribas, de CC OO.

"No podemos hacer otra cosa, Europa nos prohíbe realizar operaciones financieras por el momento. Así que, en lugar de comprar los trenes, los alquilamos. Y sí, la empresa propietaria se encargará del mantenimiento, pero se le exigirán las mayores garantías", replican desde el Gobierno regional.

La otra gran queja de los sindicatos se refiere al estado del centenar de vehículos auxiliares -no para viajeros- que, durante la noche, transportan materiales o reparan averías. "Esos coches tienen más de 60 años, no tienen instalado el ATP ni nada parecido, están más que viejos", protesta Arribas, antes de recordar el accidente que se registró el pasado 10 de abril en la línea 6: un vagón de transporte de material se desenganchó, rodó dos kilómetros sin control y acabó estrellándose contra otro coche en la que trabajaban cuatro obreros. Dos de ellos murieron.

Después del siniestro, la Consejería de Transportes firmó un convenio con los sindicatos que le compromete a renovar toda la flota de vehículos auxiliares de aquí a seis años. Ya se han retirado seis de los más viejos, aunque queda uno que data de 1943. Los demás tienen de "tres a 35 años".

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