_
_
_
_
Alemania 2006 | El 'terremoto' del 'calcio' sacude el fútbol internacional

La excepcionalidad de Berlusconi

Enric González

El Milan, fundado en 1899 por un grupo de ingleses aficionados al cricket (el nombre, Milan en inglés, denota el origen), ha vivido en alternancia con su rival milanés, el Inter. Cuando uno va bien, el otro va mal. Mientras el negro y el azul del Internazionale tendían a representar a la clase media y a la burguesía local, el Milan, que eligió como colores el rojo y el negro por su visibilidad y como símbolo al diablo, atraía a la antigua aristocracia y sobre todo a la inmigración.

En los años 50, la importación de los suecos Nordahl, Liedholm y Gren (la delantera Gre-No-Li) le proporcionó grandes éxitos. Los 60 pertenecieron al Gran Inter y los 70 concluyeron, pese al scudetto de 1979, en catástrofe para el Milan, descendido de categoría en 1980 por su implicación en el escándalo del totocalcio y vuelto a descender en 1982 por méritos propios.

El magnate y futuro político Silvio Berlusconi compró en 1986 una sociedad casi en quiebra y aplicó la antigua fórmula del trío foráneo con la compra de tres holandeses, Van Basten, Rijkaard y Gullit, que unidos a Baresi y Maldini y al técnico Arrigo Sacchi marcaron una época del fútbol.

El Milan se considera una excepción en el calcio por su tradicional vocación ofensiva, y la llegada a la presidencia del inefable Berlusconi subrayó la excepcionalidad. En las dos últimas décadas, Juventus y Milan han dominado de forma abrumadora el campeonato italiano, sobre el césped y, por lo que se ve, también en los despachos y los comités arbitrales.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_