La edad de Canal Sur
¿Cuál es la edad de Canal Sur? La pantalla del televisor es el más perverso y eficiente de los espejos deformantes. La soberanía del mando a distancia consiste en que cada cual puede poner en ese espejo, para reconocerse en ella, la imagen que más le apetece, porque todas las cadenas son previsibles y, entre otras cosas, se cuidan mucho de no dar sorpresas desagradables al espectador ofreciéndole, por ejemplo, algo propio de una persona con veinte años más de los que él quiere tener. Es decir: la programación tiene una edad que funciona como un verdadero "efecto llamada" con una oferta lo suficientemente diversificada como para atraer al mayor número posible de espectadores.
En Canal Sur, esa diversificación es, sin embargo, más que dudosa. ¿Se han dado cuenta de lo artificiales que resultan todos los intentos del canal autonómico por hacer algo que parezca medianamente joven, innovador o que por lo menos no sepa directamente a rancio? Se diría que el Canal sabe hacer bien un cierto tipo de cosas y que el resto le queda lejos, muy lejos. Las mejores horas de la programación de cine son verdaderos yacimientos arqueológicos en los que los programadores, de manera sistemática, sólo saben hacer dos cosas: o volver a tropezar por enésima vez con Las chicas de la Cruz Roja o arrancarle a la historia del cine títulos de inexplicable rescate, como son los casos de Violetas imperiales (una película que puede parecer de los años treinta, pero que sólo es de 1953) o nada menos que La princesita, con Shirley Temple en 1939. ¿A quién quieren convocar con esta programación?
La sobremesa de la semana se cubre con Contraportada y Punto y medio. El primero es un programa de chismes que se diferencia de los de las demás cadenas únicamente por la sobreabundancia de sonrisas quirúrgicas con que se sirve. Y el programa que presenta Juan y Medio se hace por y para gente que ya ha cumplido una determinada edad. Creo que Juan y Medio es un presentador excelente: no es pretencioso, no quiere ser el centro ni el eje del programa, tiene una naturalidad envidiable y transmite las historias de sus invitados con respeto, sin agobiarlos y subrayando lo que merece ser subrayado. Quiero dejar bien claro esto porque lo que me preocupa es otra cosa: la edad del programa. ¿Y qué edad tienen Arrayán, la joya de la corona, o remedos fallidos del antiguo entretenimiento, como Sarandonga? ¿Y a qué cultura pertenecen las gracias de Hacemos el humor? Lo que se sale de estos caminos tan trillados y previsibles se esconde en Canal 2 Andalucía.
Puede que alguien haya caído en la cuenta de que, después de todo, los adolescentes y los jóvenes se mueven exclusivamente entre la videoconsola y el botellón. Lo que más chirría en todo esto es la imagen de Andalucía que vende la publicidad de la Junta: una sociedad moderna, innovadora, "al máximo". Porque en Canal Sur apenas si la dejan asomarse.
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