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Una exposición acerca la historia, las raíces y la cultura viva del pueblo gitano en Cataluña

El Museo Etnológico de Barcelona acoge la exhibición hasta junio de 2007

Conocer de cerca la cultura gitana es la única forma de combatir los estereotipos y los prejuicios que soporta el pueblo gitano. Con ese objetivo, el Museo Etnológico de Barcelona ha inaugurado la exposición Gitanos. La cultura de los rom en Cataluña, que permanecerá abierta hasta junio de 2007. Fotografías, en su mayoría inéditas, herramientas que evocan oficios tradicionales, carteles y un sinfín de objetos, muchos aportados por los protagonistas de la exposición, transmiten, sin grandes despliegues, la fuerza de una cultura viva que mira al futuro sin perder sus raíces.

La autenticidad que respira la exposición ha sido posible gracias a la colaboración del movimiento asociativo gitano. "Desde el principio nos interesaba crear una exposición sobre los gitanos desde la perspectiva gitana, no desde la perspectiva de los payos, y para conseguirlo buscamos la complicidad del Consejo Municipal del Pueblo Gitano de Barcelona", explica el maestro y antropólogo Josep Fornés, director de programas del Museo Etnológico y comisario de la exposición, junto con la historiadora Dolors Marín.

Cualquier gitano que visite la exposición se reconocerá en ella. La bandera gitana recibe al visitante: dos franjas -el azul del cielo, el verde de los campos- y en el centro, la rueda de un carro, símbolos de la libertad, valor supremo del pueblo rom. También podrá escuchar su himno internacional, el emotivo Gelem, gelem. Un buen comienzo para un itinerario que combina la claridad y el rigor de las explicaciones con la fuerza visual de imágenes y objetos que evocan la identidad gitana.

"Un gitano podría ser el guía de la exposición porque nada de lo que verá le resultará raro, al contrario, se sentirá protagonista", explica Fornés. "Hemos buscado la proximidad con el espectador, y todo el material reunido da sentido a la cultura gitana. Es una exposición útil, sin pretensiones ni grandes fastos que, por otra parte, escapan a nuestros recursos, hecha con humildad, respeto y pasión divulgadora".

La frescura, la fuerza y la vitalidad que desprenden las fotografías -la exposición ha evitado las trilladas imágenes que remiten al chabolismo y la mendicidad- es una agradable sorpresa. Son obra de un joven fotógrafo, Isidre G. Puntí, un fondo nuevo de cerca de 1.000 fotografías que enriquecen sustancialmente el archivo del museo, y retratan a gitanos de hoy, en escenas cotidianas tomadas en barrios de fuerte presencia romaní de Barcelona Lleida, Girona, Perpiñán y La Camarga francesa.

Gitanos de respeto -muy acertadamene, en los textos de la exposición no aparece el término patriarca, nunca usado por los gitanos para refererirse a sus mayores con autoridad-, mujeres y jóvenes se han dejado fotografiar, con orgullo y alegría, sin temor a caer en los tópicos. Imágenes potentes que, a veces con sentido del humor, combaten estereotipos y prejuicios: ver fotografiado el fornido brazo de un gitano, tatuado, y debajo, en una bandeja, la reproducción de un típico brazo de gitano, invita a revisar la perversión del lenguaje.

El itinenario arranca con el éxodo gitano, desde el norte de la India a la llegada a España, documentada en 1425, y recorre seis siglos de presencia gitana en Cataluña. Se evocan oficios tradicionales, muchos desaparecidos -artesanos del mimbre y la forja, caldereros, esquiladores-, las antiguas ferias de ganado, el ambiente de los mercadillos, la dramática huella del holocausto -los nazis asesinaron a medio millón de gitanos- y la represión, endémica, desde las pragmáticas antigitanas de los Reyes Católicos hasta la represión bajo la dictadura franquista.

La mayoría de objetos expuestos remiten al universo cotidiano de la sociedad gitano-catalana de los siglos XIX y XX. Herramientas de trabajo y objetos artesanales -tijeras de esquilar, cestos de mimbre, cerámicas, pucheros- comparten protagonismo con representaciones iconográficas ligadas al mundo del arte y la publicidad, desde las cajetillas de cigarros Tsiganes a la botella de manzanilla La Gitana.

Fotos y portadas de discos, desde Carmen Amaya, Antonio González, Los Chichos y Los Amaya a Sabor de Gràcia y Gato Pérez, símbolo de la más feliz convivencia intercultural, plasman la vitalidad artistica.

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