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Crónica:Alemania 2006 | Italia-Ucrania
Crónica
Texto informativo con interpretación

Italia quiere otro partido del siglo

El cuadro de Lippi barre a Ucrania y se enfrentará a Alemania en las semifinales, como en México 70

Convencida de que está reviviendo el Mundial del 82, Italia subió un nuevo peldaño en la escalera hacia el sueño. Sin un gran partido, pero sí con síntomas de mejora. Insuperable Buffon, que sólo ha recibido un tanto; poderosos Cannavaro y Zambrotta; mágico Totti, que va creciendo, y destapado Toni, que marcó sus dos primeros tantos después de un arranque difícil en el que pagó la novatada. Enfrente, casi nada. Un equipo de segunda fila que se coló de rondón entre los más grandes. Persuadido por la goleada que le infligió España, Ucrania salió predispuesta a evitar una nueva tunda. Y fue lo que se ganó. Por el planteamiento antediluviano de su seleccionador, que dispuso de un líbero y cuatro defensas y los mantuvo hasta el final. Italia, pues, se vuelve a encontrar con Alemania, su rival preferido desde que un día de junio de 1970 le derrotó en México en lo que se recuerda como La partita del secolo (4-3). Una proeza inolvidable para el calcio, que ganó como más le gusta: siendo completamente dominado por la gran Alemania de Beckenbauer, Uwe Seeler, Overath, Müller, Maier, Grawoski... Lo curioso es que los germanos también lo recuerdan, a pesar de la frustración, como el Jahrhundertspiel.

RESULTADO

Italia 3 - Ucrania 0

Solo arriba, Toni se peleó con cinco defensas que no salían de su madriguera

Si uno pudiera elegir con quién querría tirar una pared entre los azzurri, la respuesta es evidente: Totti. Bien lo sabe Zambrotta, que buscó al 10 y esperó que le devolviera el balón. Lo hizo de espuela no por que pretendiera adornarse, sino porque era la manera de dejarlo al compañero que llegaba con ventaja. Para avanzar hacia la línea del área grande y atreverse a disparar. Esta vez con la zurda, puesto que Zambrotta es ambidiestro y le cayó la pelota a ese lado. Salió escupida y pegada al palo izquierdo del portero, que llegó a tiempo en su estirada, sí, pero se le abrió un boquete en el costado.

Totti jugó ayer otro partido. A otro juego. La pelota se aclaraba cuando pasaba por sus pies. Se volvía a ensuciar cuando pasaba a los de sus compañeros. O sus rivales. De nada le sirvió a Blohkin haberle puesto un perro de presa: Shelayev. Casi mejor para él, más fácil ganarse unos metros. La clase en la media docena de pases que dio marcaron una distancia irrecuperable. Definitivamente, él estaba allí para otra cosa. Para que los amantes del arte pudieran disfrutar de alguna de sus obras.

Refractaria a las críticas de la prensa internacional, Italia se dedicó a lo de toda la vida: guardar su gol inicial. Sabe cómo hacerlo. Con una línea de cuatro comandada por el chaparro Cannavaro, engrandecido en cada partido. Ha llegado en un estado dulce y ahora que los buitres revolotean en los restos del Juventus, va a convertirse en una pieza cotizadísima. Lo agradece más que nadie Buffon, que sólo ha recibido un tanto, ante Estados Unidos. Y ni siquiera fue un gol de un rival, sino de Zaccardo en propia puerta. De una cabezazo despistado. Mucho más intencionado resultó el de Gusin, picado y tan pegado al palo derecho de Buffon que éste se golpeó la cabeza contra él. Tras verse implicado en un asunto de apuestas más o menos legales, el meta de la Juve es el del torneo.

El reloj se le paró a Blokhin, anclado en los años 80, cuando fue un delantero rapidísimo del Dinamo de Kiev y de la selección soviética. Jugó el Mundial de España 82 y se nutrió del mítico maestro Lobanovski. Fueron tiempos en los que hacía furor el contragolpe y el líbero, que ayer recuperó para los nostálgicos. Un tal Rusol jugaba casi 10 metros por detrás de sus cuatro compañeros de la defensa. En eso fue inteligente Lippi, que dejó solo a Toni arriba para que se peleara con los cinco. Entre los cinco, que no salían de la madriguera, y el centrocampista que debía perseguir a Totti, a Ucrania le quedaban pocos efectivos para acercarse a su máxima estrella, Shevchenko, que ha adquirido con los años una pinta de galán maduro. Respetadísimo por los defensas azzurri, que tanto lo conocen, el nuevo delantero del Chelsea se sintió una amenaza, pero una amenaza solitaria.

Pese a su fama de grandes defensores, los italianos tienen un defecto endémico: se meten demasiado atrás. Los rivales siempre van a tener sus opciones, aunque sea por amontonamiento. Justo lo que pasó cuando a Gusev se le quedó un balón ante Buffon, que repelió el tiro a bocajarro. El nuevo disparo a gol lo sacó Zambrotta desde la línea de gol. Aquello alertó a los azzurri, que, inmediatamente, atacaron con convicción. Totti centró templado y Toni, rompiendo el fuera de juego, cabeceó a escasos metros del portero ucranio. A gol. El primero del delantero del Fiorentina, liberado de la presión a partir de eso momento. Por lo que aumentó su cuenta poco después, esta vez a placer tras una internada de Zambrotta. Los azzurri sueñan con otro partido del siglo.

El conjunto italiano festeja uno de sus tantos.
El conjunto italiano festeja uno de sus tantos.REUTERS

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