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Reportaje:Alemania 2006

Las supersticiones de Zagallo

El ex técnico venera a san Antonio y cree que el número 13 le da suerte y hará campeón a Brasil

Zagallo está seguro de que Brasil será campeón del Mundial, no porque tenga a los mejores jugadores del mundo, y sí porque su equipo empezó a jugar en un martes, 13 de junio, día de San Antonio, de quien se confiesa devoto, hasta el punto de esgrimir una estampita suya ante los medios durante una rueda de prensa mientras avisaba: "San Antonio nos protege". Zagallo, que ya ganó cuatro Mundiales, dos como entrenador y dos como jugador, no tiene duda de que la canarinha ganó el primer partido porque la suma del número de letras de las palabras Brasil, 6, y Croacia, 7, da 13. El número 13 significa suerte y victoria para el veterano coordinador técnico de la canarinha. El pasatiempo de Mario Lobo Zagallo, de 74 años, es combinar palabras y fechas que sumadas tengan 13 letras. Más que pasatiempo, la cábala es una obsesión supersticiosa.

Vive en en la 13ª planta de un rascacielos, fue a la escuela 13 años y jugó con el número 13
"Estoy aquí porque quiso san Antonio. Fui a verle y me dijo: 'Ya estás bien, ve a Alemania"

Zagallo sigue al número 13 como si fuera el Santo Grial de la suerte. Todo lo que lleve el 13 le da buenos augurios. Por eso vive en la 13ª planta de un rascacielos en Río de Janeiro, su coche favorito tiene la matrícula 0013, fue a la escuela durante 13 años para formarse como técnico de contabilidad y siempre jugó con el número 13, tanto en sus clubes como en la selección brasileña, desde que se casó con Alcina el 13 de enero de 1955, y ésta le pidió que cambiara la zamarra número 6 del Flamengo por la del 13. Hasta entonces la carrera de Zagallo fue renqueante y sin títulos, pero todo cambió con el 13 a cuestas. Llegaron los títulos, tantos que Zagallo es el hombre con más historia en el fútbol brasileño. Excelente extremo izquierdo y después técnico aguerrido, ha participado de la conquista de los cinco títulos mundiales, de una u otra manera. Seleccionador en Francia 98, cuando Brasil perdió con el cuadro anfitrión, Zagallo habló ayer de que ahora las cosas han cambiado mucho: "Jugamos petrificados por el problema que afectó a Ronaldo. Ahora, Ronaldo está bien y Zidane está bien. Veremos quién gana", dijo el amante de los números a quien Ronaldo trae suerte: Su nombre suma siete letras.

En Alemania, la FIFA tenía previsto que el partido de estreno de Brasil fuera el día 9 de junio pero lo cambió para el día 13. El retraso del partido alegró a Zagallo que empezó automáticamente a acordarse de las victorias de Brasil en Mundiales en el día 13: 6-1 contra España (13 de junio de 1950), 4-2 contra Chile (13 de junio de 1962), 1-0 contra Suecia (13 de julio de 1994) y el 5-2 contra Costa Rica (13 de junio de 2002). En este último partido del Mundial de Japón y Corea, debutó con la selección brasileña un jovencísimo Kaká, con 19 años. Cuatro años después, el día 13 de junio de 2006, Zagallo no tenía dudas que Kaká iba a ser la gran figura del Mundial. En la ya famosa vídeo conferencia del presidente de Brasil Lula da Silva con su selección, donde Lula preguntaba si Ronaldo estaba gordo, Zagallo piropeó a su presidente. Le dijo que Brasil iba ser campeón porque "el PT es 13 y Santo Antonio también es 13" en referencia al número que identifica el Partido de los Trabajadore en las papeletas electorales.

El profesor Zagallo, como le llaman los jugadores, es el coordinador técnico de la selección, pero no participa activamente de los entrenamientos. Su cuerpo quedó muy debilitado después que le extirparan, hace un año, un tumor benigno en el aparato digestivo. Desde entonces suele decir que el 7 también le trae suerte. No en vano, su nombre Zagallo, tiene siete letras. Estuvo muy cerca de la muerte. En los 39 días que estuvo hospitalizado, Zagallo recibió un sinfín de homenajes, pero el que más le emocionó fue en el Maracanã. El modesto equipo Treze (13 en portugués), club del pobre estado de Paraíba, antes de jugar contra el Fluminense, se paseó por el campo con una pancarta "El Trece está contigo".

El viejo Lobo, con 74 años, cuatro hijos y cinco nietos, aseguró que entró en el estadio de Berlín "con la misma emoción que cuando vestí por primera vez la camiseta de Brasil en el 4 de marzo de 1958". Y no pierde la oportunidad de recordar que fue campeón mundial por primera vez en 1958 porque "5 + 8 son 13".

En su vida, sólo una cosa no consiguió Zagallo: enseñarle a Ronaldo a dar el último pase, su obsesión en el Mundial de los Estados Unidos. "No sólo tiene calidad para el gol. Si aprende a relacionarse con los compañeros sería aún más grande", repetía cuando aún estaba a tiempo de moldear a quien todavía era Ronaldinho. No lo logró. Ronaldo prefirió dedicarse sólo al gol. Pero el martes se abrazó emocionado al fenómeno al final del partido en el que logró batir el récord de Müller. Ronaldo tiene siete letras y como suele decir el viejo Lobo "para meter goles, hay que tener suerte".

"Estoy aquí porque quiso San Antonio", explica Mario Lobo, hombre de carácter imprevisible, a veces tierno, en ocasiones excesivamente temperamental. "Fui a verle dos veces y me dijo: 'ya estás bien, puedes viajar para Alemania". Cree que la selección brasileña le da fuerzas para seguir adelante y garantiza que la única diferencia respecto a otros mundiales es que tiene una cicatriz "con trece puntos de sutura en la barriga".

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