_
_
_
_
Reportaje:

Antiguos, caros y en buen estado

Los expertos explican sus pautas para moverse en el mercado de la inversión filatélica con el menor riesgo posible

A los profesionales del sector no les gusta nada que al universo filatélico se le defina como un área de inversión y advierten de que los sellos son básicamente una forma de coleccionismo no apta para inversores apresurados. Reconocen, sin embargo, que elegidos con prudencia y conocimiento pueden aportar interesantes revalorizaciones a muy largo plazo. Sus recomendaciones son que se inviertan en series antiguas, caras, con escasa tirada, y que estén además en óptimas condiciones de conservación.

Siempre es recomendable adquirir sellos de emisiones antiguas, caras, con escasa tirada y en óptimas condiciones de conservación
Los expertos advierten que, básicamente, los sellos son una forma de coleccionismo no apta para inversores apresurados
Más información
Afinsa y Forum no se hicieron notar en el mercado

El mundillo filatélico que se mueve en torno a la Plaza Mayor de Madrid ha recibido la caída de Fórum Filatélico y Afinsa, con sus centenares de miles de ahorradores afectados, con cierta indiferencia. "No nos ha afectado", afirma un responsable de Bolsa Filatélica. "Ni los ahorradores eran coleccionistas de sellos (no los veían), ni las empresas desempeñaban cualquier papel en el sector. En los años en que han funcionado no hemos sentido presión sobre los precios filatélicos. Como si no hubieran existido".

Antes y después del desplome de las dos firmas, el mercado del coleccionismo e inversión filatélico se ha venido moviendo a su ritmo parsimonioso de toda la vida, con los abonados de Correos -un colectivo de unas 100.000 personas- recibiendo las últimas series y los coleccionistas interesados en valores más antiguos pateándose las tiendas o acudiendo a las diversas subastas que se organizan de cuando en cuando.

"Lo primero que todos deberían tener en cuenta", comenta Francisco Aracil, un coleccionista de 87 años y con más de 70 de experiencia, "es que la filatelia es ante todo un hobby. La seguridad de revalorización es tan escasa que no se la puede considerar una forma de inversión". Desde una tienda de la zona de la Plaza Mayor, Alberto Estévez, advierte de que "no hay que engañarse. Hay sellos que se revalorizan mucho. Y otros no. Por qué, no lo sabe nadie. Si lo supieran, no los venderían nunca". Estévez cita un ejemplo: una serie que empezó a emitirse en 1962, un sello al mes sobre cada una de las provincias españolas. "Se revalorizaron los de Castellón y los de Córdoba, los demás no".

Vertiente inversora

Pero es que, además, la resistencia de los filatélicos a reconocer la vertiente inversora se apoya en otra idea: la tremenda labor que exige estar al tanto de los altibajos de las series filatélicas, sus precios, las exigencias de calidad que alteran su valor y muchos otros detalles. Lo que convierte a los sellos en un mercado poco atractivo para los ahorradores puros y duros, esos a los que les gusta mover el dinero con una simple visita a su banco o una llamada de teléfono a su agente de Bolsa.

Dicho esto, no hay un solo profesional que niegue que una labor coleccionadora de muchos años, bien asesorada, acabe por dar frutos. "Sí que hay series bastante seguras, por las que vale la pena apostar", reconoce Aracil. Y la prueba del algodón de que los sellos son una forma de inversión es que como tal son considerados por los propios comerciantes. Éstos, más que funcionar como locales de venta, están planteados como mini-mercados de trueque, en los que el coleccionista sabe que puede vender y obtener liquidez inmediata.

Todos coinciden en que el coleccionista que quiera ir sobre seguro lo que tiene que hacer es comprar valores reconocidos. "Hay que comprar series antiguas, buenas, de baja tirada y que se hayan revalorizado ya", aconsejan en Bolsa Filatélica. Las series españolas que han mostrado mayor capacidad de revalorización son las emitidas durante los 100 primeros años de existencia del sello (el primer centenario), entre 1850 y 1950 y, en un segundo lugar, algunas de las emitidas entre 1950 y 1964. A partir de ahí, y con unas cuantas excepciones, prácticamente todos los sellos han cesado de crear valor.

"Muchos valen, en términos reales, incluso menos que su precio nominal", explica José Luis Gomis, del Círculo Madrid Filatelia, una empresa que hace subastas de sellos por correo. "El valor total de todos los sellos de la etapa 1965-1975 no excede de 211 euros", agrega Gomis.

Dicho esto, tampoco todos los sellos del primer centenario han incrementado su valor. "Hay una serie de sellos de Franco de los años cincuenta", comenta Estévez, "que ha perdido su valor. Sólo uno de éstos, de 1956, se revalorizó, lo que parece deberse a que le cambiaron el color por equivocación". Hay, pues, que hilar más fino e ir a por las colecciones -la del IV Centenario del Quijote, la del Centenario del Sello de 1950 o Legazpi y Sorolla, por poner unos pocos ejemplos- que han funcionado y siguen haciéndolo. Por diversas razones, el mercado ha ido seleccionando unas cuantas series, que han acabado por convertirse, debido a la fuerte demanda, en valores a veces escasos de encontrar, y que aparecen expuestas y descritas en los catálogos más comunes.

Algunos sellos posteriores a 1950 han tenido un recorrido interesante. "Los sellos de la serie de Legazpi y Sorolla, de 1953", comenta Gomiz, "se han revalorizado bastante. Su valor facial era de 75 pesetas y ahora están en catálogo sobre los 950 euros". Otro ejemplo es una prueba del sello de Calella, puesta a la venta en 1986, por 750 pesetas y que ahora vale 1.175 euros en catálogo.

Explicar estas revalorizaciones no resulta fácil. Parece, sin embargo, que el grado de escasez de las emisiones es una de las causas. "La serie del Centenario, de 1950", asegura Aracil, "se ha revalorizado mucho porque sólo se han emitido 41.000 ejemplares". Por el contrario, la explicación para que los sellos posteriores a 1964 no se hayan revalorizado es que son producto de emisiones gigantescas, imposibles de agotar.

"En las últimas décadas", apunta Aracil, "Correos está emitiendo millones de unidades de un sello, que, además, no se consumen porque los usuarios prefieren utilizar las etiquetas. Quedan así millones de sellos en el mercado. Hasta que un día se decidan a destruir esos remanentes no se sabe qué ocurrirá con su cotización". Gomis da otro ejemplo: "De la serie América han hecho nada menos que 10 millones. Con sólo 200.000 coleccionistas es imposible que ese sello se revalorice. De hecho, ya valen menos que su precio facial".

No hay que echar en saco roto, además, el tema de la calidad. "Los sellos", comenta Gomis, "deben ser antiguos, pero estar nuevos". Lo que no es fácil de conseguir. El valor de mercado de un sello depende, pues, de que éste no tenga matasellos, no muestre marcas de charnela (solapa que se utilizaba para fijarlos al álbum), no hayan sido reengomados (con goma nueva) y de que preserve su color. Tan importante es su estado que un sello malo puede llegar a valer la mitad de su precio en catálogo.

Todos estos conocimientos, necesarios para no caer en errores de bulto, actúan como barreras de entrada en el mercado filatélico. Cierto que a los profesionales les interesaría un incremento de los coleccionistas-inversores, lo que crearía más demanda y presionaría los precios al alza, pero no se hacen ilusiones. "Esto puede ser inversión", reitera Aracil, "pero es ante todo un coleccionismo que exige dedicación. El que quiera manejarse aquí tiene que recibir los catálogos de precios y los resultados de las subastas, suscribirse a las revistas, visitar las tiendas...". Hay que conocer las series, sus tiradas, sus temáticas (unas venden más que otras), su grado de revalorización, las que muestran recorrido o las que parecen ya haberse agotado, perder largas horas en búsqueda de un sello que no aparece por ningún lado.

"No es una labor que puedas trasladar a nadie", segura Aracil. "Para mí, que me he dedicado a esto porque me gusta y quería dejar algo a mis hijos, ha sido un placer. Ahora bien, el que se lo plantee a largo plazo puede estar seguro de que va a obtener una rentabilidad. Yo la he logrado. Y con creces".

Exposición filatélica en la Ciudad de las Ciencias de Valencia.
Exposición filatélica en la Ciudad de las Ciencias de Valencia.MÓNICA TORRES

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_