_
_
_
_
Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Extravagante y trágica

Como dice Jean Cocteau, en su breve prólogo a esta novela: "No tener talento cuando se ansía tenerlo debe ser el peor de los suplicios". Se refiere al protagonista, un personaje real, literato y multimillonario, que permite con escasa dificultad confundir (bien) relato y biografía. El exilado de Capri, publicada en francés en 1959, y nunca hasta hoy traducida en España, aunque sí en Argentina, cuenta con amenidad e información la vida y quimeras de Jacques d'Adeslward-Fersen (1880-1923), aristócrata francés de origen sueco, cuya familia poseía grandes industrias del acero. Fersen, poeta y novelista, que por lo general se autoeditaba lujosamente sus libros, que apenas tenían otro eco que la sólita reseña de su amiga Rachilde, pederasta convencido -en el sentido más griego de la voz-, fue acusado de montar "misas rosas" (reuniones elegantes con cuadros vivos, realizados en su salón por alumnos de instituto, que él mismo reclutaba), y el escándalo le hizo exiliarse a Italia, y enseguida a la isla de Capri que hacia 1905 (lo cuenta también la novela del inglés Norman Douglas, South Wind) era un paraíso de tolerancia sexual en amores prohibidos y para turistas ricos. Allí levantó el barón Fersen su célebre Villa Lysis, rematada con una estatua de su joven amigo Nino Cesarini desnudo... Adicto al opio, a los muchachos y a todas las galas de la decadencia, pero preterido como escritor (pese a títulos como Lord Lyilian, El bailarín de las caricias o Himnario de Adonis), murió en Nápoles a causa de una sobredosis de cocaína. Éste es el personaje y la historia, contada como biografía y retablo de la vida secreta y los vicios refinados y galantes de la belle époque. Probablemente El exilado de Capri es, al tiempo, un homenaje a ese mundo y a ese tiempo histórico que, entre lujurias y almas glaucas, empezó a pedir mayores libertades sexuales en el campo homoerótico y en el lesbianismo, singularmente.

EL EXILADO DE CAPRI

Roger Peyrefitte

Traducción de Zoraida

de Torres Burgos

Egales. Barcelona, 2006

423 páginas. 24 euros

Roger Peyrefitte (1907-

2000), aunque gozó en vida de un resonante éxito algo maldito, como público defensor y cantor de ese "amor que no se atreve a decir su nombre", tal vez pudo sentirse con algún otro parentesco con Fersen, pues sus novelas y biografías -con muchas ediciones y traducciones- apenas llegaron a entrar (y no sé si lo han hecho ya) en el santuario, mucho más elitista, del prestigio o de la excelencia. Aunque su primera novela, Las amistades particulares (1944) se ha convertido en un clásico del género -el amor de dos liceístas internos- que llegó a recibir los elogios firmes de un senescente André Gide. Como sea, Peyreffitte -atrevido, chismoso, elegante- no merece el olvido. Y si existe una tradición de literatura gay (aunque a menudo su militancia lo ignore), en ella nuestro autor debe ser un clásico. Porque se atrevió cuando pocos lo hacían, logró que un amplio público lector se fuera habituando a la temática homosexual (que aún choca a algunos) y porque no dejó de investigar, aclarar y prestigiar -o intentar prestigiar- esa tradición a la que, lógicamente, él mismo pertenece. Quizá una de las mejores muestras de lo que digo (además de su biografía de Alejandro Magno o de sus libros de secretos vaticanistas) sea esta biografía novelada, o novela de una vida singular, lujosa e insólita, que es El exilado de Capri. Villa Lysis aún se conserva (aunque abandonada y en no muy buen estado) y si bien del poeta Fersen casi nadie se acuerda, los himnos a Adonis hoy son libres -más o menos libres- en los países que han seguido el laicismo de la Revolución Francesa.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_