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Reportaje:Alemania 2006

Oriundos, queridos y odiados

Sobre los nacionalizados, varias decenas en el torneo, pesa cierta sospecha de desvinculación sentimental y son aceptados en virtud de su rendimiento

Es una ventaja para Pernía y Senna que el himno español carezca de letra. Nadie les reprochará que no se la sepan. A Camoranesi, sí. Al argentino nacionalizado italiano le llovieron ataques patrióticos cuando reconoció que desconocía el himno que Goffredo Mameli escribió en 1846, el emocionante Fratelli d'Italia. "Lo saben mis hijos, pero yo no", se disculpó Camoranesi, de 30 años, pero ya era tarde. Lo había confesado a un periódico italiano. Este argentino de rasgos indios llegó al calcio a los 24 años y aprovechó el origen italiano de sus abuelos para una carrera internacional que no le aseguraba la selección albiceleste. En un mundo cada vez más globalizado, ésta es la historia de decenas de oriundos que están disputando la Copa del Mundo en otros países distintos a donde nacieron. Les conviene ser muy buenos futbolísticamente o muy fuertes mentalmente. Estar preparados para el desprecio de la hinchada. Va a pesar sobre ellos la sospecha de su desvinculación sentimental.

En Alemania, la extrema derecha ha cargado contra el nigeriano Gerald Asamoah
Camoranesi, argentino de los 'azzurri', fue muy criticado por confesar que no conocía el himno

El caso más evidente es el de Hargreaves, centrocampista del Bayern de Múnich, de madre galesa y natural de Canadá, que ha tenido que soportar los abucheos de la grada inglesa antes de empezar a jugar. "Es que es muy malo", decía un aficionado, el miércoles pasado, en el tren que llevaba a Núremberg. "No es porque sea extranjero, sino porque es malo", insistía. Al bajar del vagón, sin embargo, había otro supporter con el nombre de Hargreaves escrito en la espalda de la camiseta. Una rareza. ¿Por qué lleva esa camiseta? "Es un jugador fantástico", replicó sin más argumentos.

En México, ni el brasileño Zinha ni el argentino Guille Franco son los personajes más populares de la selección. "Nadie los quiere. Son dos caprichos del seleccionador

[Ricardo La Volpe, también argentino]", decía el pasado día 14 un seguidor mexicano que había presenciado con su familia el Arabia-Túnez en el estadio Arena de Múnich. Sin embargo, la decisiva actuación de Zinha ante Irán -marcó un gol y pasó otro- algo caló en el cariño de la hinchada.

En Alemania, siempre planea el peligro de la extrema derecha. Preguntado por la reacción de ésta ante la incorporación en el combinado alemán del delantero de origen nigeriano Gerald Asamoah, el seleccionador, Jürgen Klinsmann, dijo: "Eso es racismo, que no tiene nada que ver en nuestro negocio". Además de Asamoah, está el extremo derecho mulato Odonkor, hijo de padre ghanés y madre alemana, decisivo en el precioso balón que le sirvió a Neuville para batir a Polonia en el último minuto. Polacos, precisamente, siempre ha habido en el combinado germánico. Actualmente, los dos atacantes titulares: Klose y Podolski.

En Portugal, la nacionalización del brasileño Deco levantó ampollas justo antes de la Eurocopa que organizó en 2004 el país luso. Su gran actuación en el torneo despejó todas las suspicacias, sobre todo por parte de su compañero Figo, que fue quien lo recibió con las garras afiladas. Hoy nadie discute a Deco, que disputa su primer Mundial, puesto que se trata de uno de los mejores centrocampistas del mundo. A Portugal se enfrentó Angola, su antigua colonia, que ha ido a buscar futbolistas de la que fuera su metrópoli. Y ha encontrado al centrocampista Figuereido. Angoleño de nacimiento, regresó con sus padres a Portugal tras proclamarse la independencia en 1975. Y en 2000, tras una investigación en los registros portugueses, la selección angoleña se puso en contacto con él.

Ningún país le ha sacado tanta tajada a los extranjeros como Francia, campeona del mundo en 1998 gracias a la fibra africana de Zidane (de origen marroquí), Vieira (senegalés) y Thuram (isla de Guadalupe), además de la posterior aportación de Makelele (zaireño). Se aprovechó el éxito para vender la consolidación de una Francia multicultural. Un camino que sigue Suiza, donde los hijos de los inmigrantes de los años 60 han copado los puestos de la selección: dos descendientes de españoles (Senderos y Cabanas), un marfileño (Djorou), un turco (Hakan Yakin), un italiano (Barnetta)...

Estados Unidos y Australia son países multiétnicos por definición. Así que no sorprende la mezcla de los apellidos. O sí. Hay un caso muy especial y es la presencia de hasta seis futbolistas de raíces croatas en el combinado que dirige Guus Hiddink: el portero Kalak y los jugadores de campo Viduka, Popovic, Culina, Skoko y Sterjovski. Un guiño del destino ha querido que se enfrentaran en esta primera fase precisamente a Croacia.

Los dos grandes viveros de jugadores en el mundo son Argentina y Brasil. Hasta en el rincón más perdido del planeta hay algún futbolista procedente de alguno de estos dos grandes países. Un brasileño o un argentino de segunda fila pueden convertirse en la estrella de otra selección menos poderosa. Francileudos Santos, por ejemplo, delantero que triunfó en el Sochaux francés antes de ser reclamado por Roger Lemèrre para la selección de Túnez. Hoy es su jugador más desequilibrante. Y si bien los hinchas lo valoran, prefieren al otro delantero puramente tunecino: Jaziri, que copa la mayoría de las camisetas. Pernía y Senna en España, y Camoranesi en Italia son casos parecidos. El paso inverso resulta casi inimaginable: ¿Un extranjero con la canarinha o la albiceleste?

Por último, hay selecciones que han visto amamantado desde niños a los jugadores procedentes de otros países y los consideran como propios. Nadie diría que Zlatan Ibrahimovic no es completamente sueco si no fuera porque su apellido lo delata. Es de origen bosnio. Lo mismo le sucede a Rafael Van der Vaart, holandés en todos los extremos a pesar de que su madre sea gaditana. Llegado el momento de la convocatoria con la oranje, Van der Vaart no tuvo ninguna duda de con qué selección quería jugar. En eso, España salió perdiendo.

Senna, centrocampista de la selección española.
Senna, centrocampista de la selección española.RICARDO GUTIÉRREZ
A la izquierda, Ibrahimovic, de Suecia, y a la derecha, Hargreaves, de Inglaterra.
A la izquierda, Ibrahimovic, de Suecia, y a la derecha, Hargreaves, de Inglaterra.REUTERS / AP
Asamoah, en el partido Alemania-Ecuador.
Asamoah, en el partido Alemania-Ecuador.AP

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