Cambios cualitativos
La inestabilidad y la ausencia de una orientación concreta siguen marcando la pauta a los mercados de valores, lo que convierte a cada sesión en un experimento prácticamente aislado del entorno y el tiempo.
Ayer, las cosas pintaban mal en la apertura debido a una nueva caída de la Bolsa de Tokio, que recibió mal las críticas declaraciones del gobernador del Banco de Japón sobre las medidas "proactivas" en cuanto se refiere a la política monetaria y los plazos para aplicarla, sea cual sea.
Los mercados de valores europeos abrieron a la baja y bastante trabajo costó enmendar esa trayectoria, incluso para una jornada en la que escaseaban los indicadores económicos. El índice de precios industriales de Alemania para el mes de mayo creció sólo el 0,1%, pero en términos interanuales dejaba sentir el peso del encarecimiento del petróleo y subía el 6,2%, lo que le convertía en un mal dato.
Sin embargo, la reacción de la Bolsa de Nueva York, con una interpretación muy positiva de los indicadores de construcción de viviendas del mes de mayo, favoreció la recuperación de los mercados europeos.
El Ibex 35 subió el 0,42% y cerró por encima de los 11.100 puntos después de perder el nivel de los 11.000 en la apertura. Aunque la reacción fue una labor de conjunto, en el caso del mercado español hubo diferencias cualitativas importantes, sobre todo en la percepción de los analistas sobre el potencial de los valores bancarios. Telefónica se sumó a los avances con algunas dificultades y Repsol YPF aportó el empujón definitivo, a pesar del estancamiento del precio del petróleo.
La contratación en el Mercado Continuo se vio favorecida por ese movimiento comprador y, aunque el total del mercado descendió hasta los 3.873,91 millones de euros, las operaciones "abiertas" subieron hasta 2.920,64 millones.
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