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Reportaje:Alemania 2006 | Un partido lleno de nostalgia

Llega el primer gran clásico

Holanda y Argentina, con cuentas pendientes, se miden sin la amenaza de una eliminación, mientras Pékerman piensa dejar en el banquillo a Messi

Diego Torres

El Mundial de Alemania celebra hoy su primer gran clásico. Argentina y Holanda vuelven a encontrarse en la Copa del Mundo. Los dos equipos ya se han clasificado para los octavos de final. Esta tarde competirán por el primer puesto del Grupo C. No será un partido banal. Cuando estas selecciones juegan por separado siempre intentan trascender el trámite. Cuando coinciden sus duelos se inscriben entre los mejores partidos del campeonato. En 1974, en Gelsenkirchen, Argentina sufrió una de sus derrotas más humillantesde su historia (4-0). La generación de Cruyff fue la responsable. En 1978 se enfrentaron en el estadio Monumental de Buenos Aires en una tarde fría de final de campeonato. Passarella levantó la Copa después de 120 minutos de juego (3-1). El último encuentro se celebró en 1998, en el Velódromo de Marsella. Lo ganaron los oranjes gracias a una jugada maestra de Bergkamp que Ayala presenció dolorosamente de cerca (2-1). Hoy en Francfort, Ayala se enfrentará a su pasado sin la presión de las ocasiones irrevocables. A diferencia de los encuentros precedentes, ambos equipos medirán su talento libremente. Sin la amenaza de la eliminación. Con el estímulo de la revancha. Disfrutando del placer de tener cuentas pendientes para poder cerrarlas y abrir otras nuevas.

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Pocos países como Argentina y Holanda experimentan el fútbol con más intensidad. El juego forma parte de su cultura y su historia reciente. Los estilos se parecen y al tiempo se rechazan. Los holandeses tienen un sentido geométrico del que los argentinos carecen, pero ambos equipos celebran cada minuto que tienen la pelota. En esto no se diferencian. Bertoni, Ardiles, Hosueman, Yazalde o Perfumo adoraban tanto la pelota como Cruyff, Neeskens, o Rensenbrink. La diferencia está en algo tan sutil como los ritmos. Argentina celebra la pausa. "Rápido, pero con pausa", dicen sus pontífices. Holanda ama un poco más la velocidad.

Esta vez Argentina tiene una pequeña ventaja emocional. Viene de meterle seis goles a Serbia y comienza a creer en su poder. Juega bien y, por si acaso, cuenta con Messi. El seleccionador, José Pékerman, considera dejarle en el banquillo. Es su particular forma de protegerlo de los rivales, de sus compañeros y de sí mismo. Pékerman sabe que Messi es su as de espadas. Lo quiere guardar para cuando necesite, simplemente, ganar el partido. El seleccionador argentino cree que hoy es necesario ganar para mantener elevada la moral, no por otra cosa. Pékerman ya piensa en los cuatro encuentros que podría tener por delante. Piensa en México y, sobre todo, piensa en Alemania. Entonces, cuando necesite eliminar al anfitrión, Messi será su actor principal.

Hoy Argentina reservará a sus jugadores apercibidos de sanción: Heinze, Crespo y Saviola. Puede que Mascherano, con molestias en un pie golpeado, también se reserve. Pékerman sostiene que su mayor inspiración como jugador y como técnico fue la Holanda que derrotó a Argentina hace 30 años en Gelsenkirchen. Ayer elogió a su rival, dirigido por Van Basten -que no descarta dar descanso a algunos titulares- según el estilo tradicional. "Este equipo mantiene la escuela histórica del fútbol holandés", dijo el entrenador argentino, "que siempre nos hizo disfrutar a los que nos gusta el buen fútbol, porque priorizan la posesión del balón, el juego por las bandas y son creativos y profundos. Además siempre buscan destacar las capacidades técnicas de sus futbolistas y yo veo muchas similitudes con Argentina, que en este tiempo cambió muchos de sus futbolistas y hay un contagio con jugadores nuevos".

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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