"No he pensado en la retirada"
Sancionado, Zidane no jugará contra Togo el partido que decidirá la continuidad de Francia
Francia empató contra Corea del Sur. Es una noticia de alcance. Y no sólo porque al equipo que entrena Raymond Doménech se le complique la clasificación para los octavos de final del Mundial de Alemania, en los que podría cruzarse con España. Quizás importe más que el empate, unido a una tarjeta amarilla, pueda provocar que Zinedine Zidane, la gran estrella de la Copa del Mundo de 1998, el icono de la integración en Francia, haya disputado su último partido profesional: la tarjeta que recibió anoche contra Corea del Sur acarrea suspensión. Zidane no podrá jugar contra Togo en el último partido del Grupo G. Si Francia no gana ese encuentro, quedará eliminada. Y, si eso pasa, Zizou, que ya se ha despedido del Madrid, que ya ha anunciado su retirada, no volverá a jugar nunca.
"Miro a más largo plazo, aunque, cuando me han sustituido, me he sentido triste"
"Hemos dejado de presionar porque quizás estábamos un poco peor físicamente"
"¡No, no, no, no...!. En ningún momento he pensado en eso", explicó el jugador tras el partido; "pienso a más largo plazo, aunque, cuando me han sustituido, me he sentido triste. Siempre lo estoy cuando mi equipo empata o pierde". Zidane, sin embargo, estaba más que triste. El capitán de Francia abandonó el campo de mal humor, consciente del problema. Doménech le sustituyó en el minuto 90, casi anunciando la despedida. El astro pasó ante él sin mirarle y arrojó algo contra el banquillo. Estaba enfadado. Su equipo empataba contra Corea, derrotado por los años, las piernas gastadas y las disensiones internas. Y Henry seguía gesticulando, escenificando la división de su equipo, partido entre la vieja guardia y las nuevas generaciones.
Nadie, sin embargo, quiere dar nada por perdido. "Vamos a sufrir en el grupo, pero estamos convencidos de que luego llegaremos muy lejos", anunció Zidane; "tenemos nuestro destino en nuestras manos. Si ganamos a Togo, nos clasificaremos, aunque sea sin mí. Ya pasó en el Mundial del 98 [cuado le suspendieron durante dos partidos]. Repetir aquello sería perfecto".
El peso de Zidane en su selección es incuestionable. Ha sido un jugador de época. Doménech, su entrenador en Francia, le pidió que volviera de su retiro internacional para clasificarla para el Mundial. Y ayer, como no, coincidió con el análisis optimista de su estrella. "Ahora, cualquier cosa es posible. Nos queda un partido que debemos ganar imperiosamente para mantener la esperanza", dijo el seleccionador. "Estoy decepcionado. Siempre es la misma historia. Tuvimos oportunidades para ganar, pero, cuando el marcador va 1-0, uno siempre está en la cuerda floja. Ellos empujaron mucho y nosotros no fuimos capaces de mantener el balón", continuó antes de llegar al meollo de la cuestión: "Nos agotaron. Son un equipo sólido, que no para de atacar. Cuando nos pusimos por delante, no fuimos los suficientemente buenos".
La cuestión de los años, con una Francia que presentó ante Corea el once con la media de edad más alta de su historia, era inevitable. Incluso cuando el preguntado era Zidane, a pocos días de cumplir los 34 años: "Es verdad que hemos bajado el ritmo en el segundo tiempo. Hemos dejado de presionar porque quizás estábamos un poco peor físicamente. Ahora hará falta que suframos hasta el final".
Su análisis no fue muy diferente al de Dick Advocaat, el entrenador holandés de Corea del Sur. Su plan era sencillo: conceder la iniciativa a Francia, esperar a que transcurrieran los minutos y a que se agotaran sus estrellas para dominar. Todo ocurrió como estaba planeado. Y Advocaat se felicitó por ello. "En la segunda parte mejoramos y, según avanzó el partido, fuimos capaces de mantener el control", explicó el técnico, que celebró por todo lo alto el tanto del empate. Claro que desde su punto de vista la celebración estaba más que justificada. "Conseguimos marcar en una de las pocas oportunidades que tuvimos", dijo; "se puede decir que tuvimos un poco de suerte".
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