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Reportaje:Alemania 2006 | Suiza-Togo

Suiza deja de ser neutral

La sencillez del medio centro Vogel, esencia de un equipo muy organizado

Suiza ha dejado de ser una selección neutral. Sobrevivió al infierno turco en la repesca de la fase clasificatoria y, la semana pasada, mandó a Francia al diván en su estreno alemán (0-0). Resultó un equipo extremadamente ordenado y puntilloso que llegaba siempre a tiempo para robar el balón y jugarlo con sencillez a continuación. El lema de su autocar, 2006, it's Swiss o'clock -así, en inglés, puesto que los suizos son universales- es un juego de palabras que avisa de que ha llegado la hora de tenerles en cuenta. Van en serio.

Al frente de este tren se sitúa Vogel, medio centro zurdo que va tejiendo y destejiendo el partido a su gusto. De manera silenciosa. Uno de esos jugadores que pasan inadvertidos durante una hora, pero que, al final, acaparam los mejores números en recuperaciones del balón y pases bien dados. Sin complicarse la vida.

Acostumbrado a liderar con el ejemplo, Vogel ya era capitán de Suiza a los 22 años. Y a los 19 fue una de las sensaciones de la Eurocopa de Inglaterra 96. Ya tiene 29 y viene de una temporada casi en blanco en el Milan, en el que ha sido suplente de Pirlo. El club italiano lo fichó el verano pasado después de la semifinal de la Liga de Campeones que lo enfrentó al PSV Eindhoven. Vogel había ganado tres Ligas holandesas, proclamándose el mejor jugador del torneo en la primera de ellas. Antes se había forjado una reputación en el Grasshoppers, en el que debutó a los 15 años de delantero. Pero, como le faltaba velocidad y le sobraba capacidad organizativa, pasó al centro del campo.

Vogel, que significa pájaro en alemán, pica de aquí y de allá y se asocia constantemente con los tres volantes que tiene por delante: Wicky, Cabañas y Barnetta.

Ante la buena pinta de la selección y la perspectiva de la Eurocopa 2008, que organizarán los suizos y los austriacos, la fiebre del fútbol se ha extendido entre los aficionados alpinos. Eran más de 10.000 los que acompañaron a su equipo ante Francia. Y son muchos los que se esperan esta noche en Colonia ante Togo. Niños y adultos coleccionan con entusiasmo cromos Panini de Alemania 2006: los mercados suizos copan un 10% del total de las ventas de esta firma italiana.

Suiza despierta al fútbol después de que, en 40 años, sólo haya disputado tres Copas del Mundo. El último buen resultado fue llegar a los octavos de final en Estados Unidos 94, cuando cayó ante España (0-3). En sus 100 años de historia, la selección ha estado lastrada por problemas lingüísticos. Durante años estuvo dominada por los hablantes de alemán, lo que propiciaba las quejas de las comunidades italianas y francesas por discriminación. Eso se terminó cuando llegaron dos técnicos extranjeros: Uli Stielike y Roy Hodgson, que se fijaron en la calidad y no en la lengua materna para elegir a los jugadores. Hoy, el combinado está lleno de lo que los suizos llaman Secondo: los hijos de padres inmigrantes como Senderos (hispano-serbio), Cabañas (español), Barnetta (italiano) o Behrami (kosovar). Otro elemento decisivo para el despegue ha sido la apuesta por la cantera, que se ha convertido en una de los mejores del continente. Fue campeona de Europa sub 17 en 2002 con Senderos y Barnetta. Estos jóvenes, dirigidos por el maestro Vogel, no se sienten inferiores a nadie. Han dejado de ser un conjunto intrascendente.

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