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Cádiz recupera los toros con lleno en la plaza y protestas en la calle

Agentes antidisturbios se desplegaron para controlar la concentración antitaurina

La ciudad de Cádiz recuperó ayer las corridas de toros con trajes de luces casi cuarenta años después de la última vez. Lo hizo con la plaza portátil, con aforo para 3.100 personas, prácticamente llena y en medio de una protesta antitaurina que congregó a 300 personas. A diferencia del día anterior, agentes antidisturbios controlaron el desarrollo de esta concentración hasta que lograron disolverla, sin incidentes graves, a las 20.00, una hora antes de la conclusión del espectáculo.

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En los edificios anexos a la plaza había división de opiniones. En algunas ventanas, los vecinos llegaron a colgar una mantilla y movían pañuelos blancos para felicitar la buena faena de los diestros. En otras, se situaron los mismos carteles que los manifestantes antitaurinos estaban mostrando desde abajo, donde el ambiente era mucho más tenso.

Desde una hora antes de la corrida, los participantes en la protesta proferían gritos e insultos contra todos los que trataban de acceder a la plaza. "¡Asesinos!" y "¡torturadores!" fueron algunos de los descalificativos menos subidos de tono utilizados por los manifestantes a ritmo de bongos y timbales.

El sábado los antitaurinos llegaron a entrar dentro del recinto vallado donde se ubica la plaza, por lo que pudieron acceder hasta las mismas taquillas y puertas del coso. Sólo una decena de agentes de la Policía Nacional controló aquella protesta. En cambio, ayer los efectivos se multiplicaron. Varios furgones antidisturbios y policías a caballo se añadieron a los agentes de a pie.

Los manifestantes fueron ubicados detrás de un cordón de seguridad fuera de las vallas que protegían la plaza. Esto no impidió el intercambio de gritos y ofensas, que provocaron amagos de enfrentamientos físicos entre algunos asistentes al espectáculo que se encaraban contra los autores de los insultos. La policía logró abortar las agresiones.

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Mientras, el espectáculo taurino comenzaba. Manuel Díaz El Cordobés, Javier Conde y José Antonio Canales Rivera llegaron en furgonetas que fueron recibidas con gritos de "asesinos" y "catetos". También hubo descalificaciones para la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez (PP), contra la que los manifestantes arremetían por haber autorizado la corrida. Dentro, la plaza estaba llena en el tendido de sombra y presentaba algunos huecos bajo el sol.

Según el portavoz de la protesta, el ecologista Daniel López, "es muy difícil de entender que una de las pocas capitales que no tenía toros haya acogido este acto tan retrógrado y desfasado". Anunció acciones judiciales contra el Ayuntamiento y la Junta de Andalucía porque, según su denuncia, la plaza presentaba "graves irregularidades" por carecer de sala de despiece, enfermería, zonas de evacuación o permitir la entrada de menores. Justificó las protestas "en la indignación que causa esta barbarie" y se felicitó porque los insultos y descalificaciones no dieran paso a agresiones. "Hemos dado un ejemplo", aseguró.

El empresario de la plaza, José Luis González, defendió la legalidad del espectáculo y expresó ayer su indignación con la protesta. "Han insultado y ofendido al público. El sábado no dejaron entrar a algunos que habían pagado su entrada. Ha sido un ataque contra la libertad que no debió permitirse", aseguró. Varios asistentes denunciaron el lanzamiento de objetos y respondieron con gestos e improperios a los insultos que recibían de los manifestantes.

Sobre las 20.00, la Policía Nacional utilizó un megáfono para ordenar la disolución de la protesta, algo que se trataba de conseguir desde una hora antes.

Sólo unas 20 personas permanecieron algo más tiempo en los aledaños de la plaza pero ya no estaban cuando salió a hombros el Cordobés, al cortar cuatro orejas y un rabo. Javier Conde recibió ovación con aviso en el primero de los toros y dos orejas, en el segundo. José Antonio Canales Rivera, que hizo la faena en casa, obtuvo tres. Llegó a hacer la vuelta al ruedo con su hijo en los brazos.

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