"La FIFA no nos respeta"
Bruce Arena dice que los árbitros perjudican siempre a su equipo
Bruce Arena, seleccionador de EE UU, aprendió a amar el fútbol en la tienda de ultramarinos que su abuelo italiano poseía en Brooklyn. De una pared de la tienda colgaba un póster de los "azzurri" como emblema de la belleza perdida en la patria. Riva, Rivera, Corso, Facchetti, Mazzola, todos desfilaron ayer por su mente ayer, antes de descubrir que la distancia que separa la realidad de los sueños suele ser breve y dura como un codazo en la cabeza. No se lo dieron a Arena, pero lo sintió en sus huesos. El agresor tampoco fue Tassoti esta vez. El chico que soltó el brazo fue Danielle de Rossi, a los 23 años, la última perla del Roma y uno de los centrocampistas con más condiciones del fútbol europeo. Ayer tiró a la basura el Mundial y comprometió seriamente a su selección cuando golpeó en la cara al veterano Brian McBride, al que ya partieron la cara en 1999 cuando estrelló su mejilla izquierda contra la cabeza de un rival. El árbitro expulsó de inmediato al jugador italiano y entonces comenzó un partido que Italia vivió como una pesadilla.
"Quienes me conocen", dijo De Rossi de camino al autobús, "saben que siempre que salto intento protegerme con los brazos, o utilizo los codos para ganar espacio. De ningún modo he intentado lesionar a nadie". La acción llegó en un momento de frustración para Italia. Un minuto después de que Zaccardo se metiera un gol en contra. El gol del empate de Estados Unidos.
"De Rossi se ha equivocado", dijo Marcello Lippi. El seleccionador italiano estaba tan nervioso que no podía controlar el temblor de sus labios. Habló con tono vacilante: "No quiero hablar más de De Rossi. Lo que tenga que decirle se lo diré en el vestuario. Es cosa nuestra. Si la FIFA lo castiga deberá hacerse cargo de lo que hizo".
Lippi, que no quiso explicar sus sustituciones conservadoras cuando EE UU se quedó con nueve, tiene motivos para estar aterrado. "El empate deja al grupo muy abierto y compromete nuestra clasificación", dijo; "la de hoy no ha sido la noche más brillante de nuestro equipo. Hemos salido agarrotados, presionados por la necesidad de rendir a un nivel alto, psicológicamente afectados por el desgaste del partido contra Ghana. No hemos sabido disfrutar de la ventaja ni de la fortuna que significó que el árbitro expulsara a dos rivales".
Lippi lo definió como "fortuna". El caso es que el árbitro, el uruguayo Jorge Larrionda, no se detuvo en la expulsión de De Rossi sino que pisó el acelerador. Expulsó a Mastroeni por una entrada en plancha y a Pope por doble amarilla. El rigor que exhibió con el cuadro americano fue objeto de una profunda lamentación. El primero, Bruce Arena: "Algunas decisiones del árbitro fueron malas pero estoy muy orgulloso de mi equipo. Es la primera vez en mi vida que me expulsan dos jugadores. Esto es un récord. Supongo que algún día nos haremos respetar. De momento la FIFA toma decisiones en contra nuestra continuamente". Tal vez llegue el día en que a EE UU los errores arbitrales lo favorezcan. Hoy no ocurre".
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