Fiesta contra la euforia
Luis y los jugadores disfrutan de un día de asueto y dicen anteponer el buen juego al 'resultadismo'
Llueve a gusto en Kamen desde que la selección llegó de la solana de Leipzig. La goleada contra Ucrania invita a abrir la sede de concentración del equipo para compartir la buena nueva con la prensa extranjera. Los futbolistas, sin embargo, se entrenan a puerta cerrada. La seguridad es tal que incluso se tapan los agujeros de la lona que se extiende sobre la valla del recinto para evitar la mirada de los fotógrafos. Una sesión suave de recuperación para los titulares y un partidito para los suplentes ocupa la jornada laboral. Acabada la faena, los jugadores desfilan hacia Dortmund para reunirse con sus familiares en una jornada de asueto que durará hasta hoy a las dos al mediodía.
Villar: "Se jugó muy bien, pero decir que somos favoritos significa no tener los pies en el suelo"
Ni un solo internacional se ha quedado en el centro de Kaiserau, circunstancia que aprovechan los federativos para mostrar las instalaciones a la prensa. Los jugadores se juntan y desfilan de acuerdo con sus lugares de origen. Los catalanes se meten en un monovolumen de la FIFA, los andaluces van en otro coche y los valencianos en un tercero mientras que los demás viajan más diseminados. Alguno atiende con anterioridad a los medios con los que había concertado una entrevista mientras que otros sueltan algún exabrupto a los periodistas por no dejarles de apuntar ni en un día de fiesta. El más solicitado es Torres. "Estamos muy contentos, pero hay que frenar la euforia", argumenta. "No tiene ningún sentido que hoy pensemos diferente al día en que llegamos a Alemania".
La consigna es combatir el triunfalismo generado por el impacto mediático del debut español en el Mundial. Algunas apuestas, que se cotizan 9 a 1, le sitúan en el cuarto puesto del ranking de aspirantes al título, después de partir en el octavo puesto, e incluso Villa, pichichi de la Liga y que el miércoles marcó dos tantos, se ha situado como candidato al trofeo de máximo goleador. El presidente de la federación española, Ángel María Villar, insiste en la línea marcada desde Kaiserau: "Jugamos muy, muy bien contra Ucrania, pero decir que somos favoritos significa no tener los pies en el suelo".
Luis Aragonés ha solicitado que se respete su descanso pese a la insistencia en una declaración de intenciones. Trabajan sus ayudantes en la disección de los partidos y en la de posibles adversarios como Francia y Suiza, mientras el seleccionador va y viene hasta que se detiene en la puerta del comedor. Un pequeño corrillo de periodistas para al técnico.
-¿Qué le parecen los titulares de la prensa?
Y Luis, va y viene, para finalmente detenerse y explicar: "Apenas he leído los periódicos".
-¿Qué opinión le merece tanta euforia?
"Pues que no entre en nosotros, que no entre en el grupo, que no entrará porque los jugadores ya saben de qué va la cosa y siempre son los protagonistas de los partidos. Llevo muchos años en el fútbol". Y remacha: "Y luego está el rival. Otros equipos nos presionarán más que Ucrania. Túnez, por ejemplo, tiene un centro del campo estupendo".
-¿Habrá cambios contra Túnez?
-"¿Tú que crees?", replica Luis antes de despedirse.
Al fin y al cabo, sólo se ha ganado un partido, el inaugural del mismo modo que ocurrió en la última Copa del Mundo en Japón y Corea y en la Eurocopa de Portugal.
"Nos aclimatamos mejor al calor alemán que Ucrania", razona Raúl. "No dejamos jugar al rival y el encuentro resultó fácil. Pero esto acaba de empezar. Hay que tener calma". Cesc subraya las palabras del capitán, "porque sabrá llevarnos por buen camino y marcará las diferencias cuando sea conveniente", y al mismo tiempo pondera que el mérito del equipo es que "mezcla la garra con la técnica, el físico con el dominio del balón, como ningún otro. ¡Tiene tantas ganas de jugar a fútbol!".
La novedad está justamente en el juego más que en el marcador. No hay pronóstico que valga, y menos en un torneo tan exigente y con una selección habitualmente fatalista. El equipo se dejará llevar por los partidos más que por los objetivos. Ha encontrado una manera de jugar que no se le había visto en mucho tiempo, y de ahí la expectación que ha despertado su estreno. "A la selección siempre se le suponía chispa, pero el fútbol no prendía hasta que ha llegado a Alemania. Ucrania jugó muy mal, pero España lo hizo muy bien", terció Anton Polster, el ex internacional austriaco ahora comentarista de una televisión de su país.
Ha dejado de llover en Kamen y no hay un solo futbolista en el centro de Kaiserau. Nada mejor para combatir la euforia que un día de asueto. Habrá que vivir del recuerdo del partido de Leipzig.
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