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El Ararteko advierte de que los servicios para indigentes se encuentran al límite

Aprecia falta de planificación oficial ante el cambio de perfil de las personas sin hogar

El ararteko, Iñigo Lamarca, advirtió ayer de que los recursos sociales para indígentes se encuentran al límite de su capacidad en Euskadi. Lamarca criticó en el Parlamento la descoordinación entre los servicios existentes y, sobre todo, la creciente dificultad para responder a una realidad muy cambiante. El perfil de los indigentes que no tienen hogar y que a menudo se ven obligados a dormir en la calle ha variado en los últimos años. Este cambio, indicó Lamarca, ha pillado con el pie cambiado a las instituciones, que no están siendo capaces de planificar una respuesta.

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El Defensor del Pueblo vasco entregó a la presidenta del Parlamento, Izaskun Bilbao, un estudio realizado por sus técnicos sobre los recursos que tiene la comunidad autónoma para enfrentarse a este fenómeno. En ese trabajo se analiza cómo es la red de recursos que se han ido creando, sobre todo en las capitales, se exponen las necesidades que no están cubiertas y se proponen medidas para mejorar la situación.

La mayoría de las personas sin hogar no son ya hombres solitarios de mediana edad con signos de trastorno psicológico. La inmigración, los elevados precios de la vivienda y el aumento de solteros y madres solas con hijos ha propiciado la aparición de nuevos perfiles: son personas cada vez más jóvenes, inmigrantes y con enfermedad mental. La ausencia de normas legales que respondan a las nuevas necesidades es un motivo de preocupación para Lamarca, quien considera que el marco regulador está "muy por detrás de la realidad".

Un reciente informe del Eustat reveló que la mitad de las 1.833 personas sin hogar atendidas el año pasado en albergues y comedores públicos son inmigrantes. Dos de cada diez tienen estudios superiores y el 13% está trabajando, pero con un sueldo mínimo. Alrededor de un 20% del total son mujeres. La carencia de un alojamiento, propio o alquilado, es lo que marca la realidad de estos indigentes. "Carecer de una vivienda es lo te hace correr el riesgo de caer en una situación de exclusión grave", indicó Lamarca.

La mayoría de los recursos puestos a disposición de las personas sin hogar y en riesgo de exclusión grave están gestionados directamente por ONG con el apoyo económico de las instituciones públicas. Consisten en servicios de atención de necesidades básicas (alojamiento nocturno, comida y ropa) y otros programas que tienen como objetivo conseguir que estas personas vuelvan a reinsertarse en la sociedad. El informe pone de relieve las importantes diferencias en cuanto a la cantidad y calidad de los servicios según en qué provincia se ubiquen. Por ejemplo, la tasa de cobertura de plazas en centros de acogida nocturna sobre la población residente mayor de 18 de años es el doble en Álava (0,14%) que en Vizcaya (0,06%) o Guipúzcoa (0,08). En total se dispone de 1.135 plazas en centros de acogida nocturna, 600 de atención diurna y 800 plazas en comedores en el conjunto del País Vasco.

A las lagunas observadas en cuanto a la normativa, la descoordinación entre los distintos recursos existentes y la dificultad de dar respuesta a determinadas necesidades, el Ararteko unió "la escasa implicación del conjunto de las administraciones", especialmente en las áreas de vivienda y sanidad. Por eso, Lamarca reclama al Gobierno la elaboración de una ley que ofrezca seguridad y homogeneice todos los servicios para los indigentes en el conjunto de Euskadi. "El Tercer Mundo también existe dentro del País Vasco", dijo Lamarca, en un intento de concienciar a la sociedad de la dimensión de un problema que va a crecer con el paso del tiempo.

El <i>ararteko,</i> Iñigo Lamarca, entrega su informe a la presidenta del Parlamento, Izaskun Bilbao.
El ararteko, Iñigo Lamarca, entrega su informe a la presidenta del Parlamento, Izaskun Bilbao.PRADIP J. PHANSE

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