Una final entre Suiza y Suecia
Dicen que el fútbol es la vida misma, que el carácter de un futbolista, de una selección es el carácter de la persona, del país en el resto de la vida. Siguiendo los criterios de la vida, la final del Mundial sería un Suecia-Suiza.
La organización World Development Movement (WTM, Movimiento para el Desarrollo Mundial) tiene una página en Internet muy expresiva (www.wdm.org.uk/whoshouldicheerfor). Publica los partidos del día, pero en lugar de las alineaciones, adorna a cada país con sus datos socioeconómicos, como la expectativa de vida, gasto en seguridad social, emisiones de dióxido de carbono, nivel de corrupción, deuda externa o gasto militar.
Así se ve que lo más grave no es que Portugal juegue con Luis Figo, y Angola, con Love Cabungula, sino que a los angoleños casi no les da tiempo a ser entrenadores porque su expectativa de vida es de 41 años, mientras que en Portugal llega a los 77. Si el título mundial se dirimiera por este death average, Japón, campeona mundial, y España, semifinalista.
Según estos parámetros, que la WTD recoge de organismos internacionales solventes como las Naciones Unidas o la OCDE, el título se lo disputarían Suecia y Suiza, porque Japón y Alemania penalizan en la emisión de dióxido de carbono, capítulo en el que sobresalen Estados Unidos y Trinidad y Tobago.
Si la Copa fuera para el que más gasta en Defensa, Arabia Saudí protagoniza la goleada del Mundial, con el 8,7% de sus ingresos nacionales. Estados Unidos sólo destina el 3,8%. Los ciudadanos de este país ganan 25 veces más que el más pobre del Mundial, Costa de Marfil.
El gran favorito sobre el césped, Brasil, tiene una pésima clasificación en el capítulo de concentración de riqueza en pocas manos, el último a falta de datos de Arabia Saudí. Japón y Suecia sobresalen por su reparto. España es novena.
Suecia y Suiza brillan por su poca corrupción. España queda en medio. En el otro extremo, Togo, Costa de Marfil y Angola.
Según esta clasificación socioeconómica, globalmente los últimos serían Togo, Costa de Marfil, Angola, Irán y Arabia Saudí, también las cenicientas deportivas del campeonato. Como la vida misma.
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