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La autopsia definitiva exime a cuatro policías locales de Marbella de la muerte de un detenido

El estudio concluye que las lesiones que presentaba el cadáver no justifican el deceso

Los cuatro agentes de la Policía Local de Marbella (Málaga) que intervinieron en la detención de un ciudadano belga que falleció el 6 de febrero mientras era reducido podrían ser exculpados tras los resultados de la autopsia final. El resultado del estudio concluye que las lesiones del cuerpo de Lieven De Wilde "no tendrían entidad suficiente para producir la muerte", y achaca ésta a un "delirium agitado o excitado" debido al consumo de cocaína. Los agentes fueron imputados de un delito de homicidio imprudente y se encuentran en libertad con cargos.

Según adelantó ayer el diario La Opinión, el examen forense definitivo ya está en manos del titular del juzgado de Instrucción número 2 de Marbella, Francisco Urquía, después de que el Instituto de Ciencias Forenses haya remitido los resultados de las pruebas biológicas, toxicológicas e histopatológicas. Los análisis apuntan a que De Wilde había consumido cocaína y que su sangre contenía "metabolitos de alcohol" cuando fue detenido el pasado 6 de febrero.

La autopsia valora que el cadáver del ciudadano belga presentaba diversas lesiones en distintas partes del cuerpo, y "que las heridas de la cabeza son compatibles con un mecanismo de contusión y frotamiento, como puede ser el originado contra una superficie dura contra el suelo". El análisis forense determina que las contusiones que se encontraron en el abdomen del fallecido "reproducen el objeto con las que se han producido, y son típicas de las originadas por defensas o porras de las usadas por los agentes de policía". Las mismas conclusiones se extienden para los golpes hallados en la pelvis, mientras que las erosiones en las rodillas son "típicas de caídas sobre las mismas".

A plena luz

El ciudadano belga, vecino de Marbella, fue reducido por los agentes a plena luz del día junto al paseo marítimo, ante un centenar de testigos. Según algunos de ellos, De Wilde recibió numerosos golpes antes de ser finalmente reducido. El examen interno del cadáver determinó que las fracturas costales derechas son "muy frecuentes en casos de maniobras de reanimación con masaje cardíaco", que en este caso fueron aplicadas tanto por los agentes como por los sanitarios que acudieron a la intersección de las calles Gregorio Marañón y Camilo José Cela, donde el detenido yacía esposado.

El análisis toxicológico señala que De Wilde había consumido cocaína "tanto en momentos previos a la muerte, como de forma crónica". El informe detalla para justificar la exculpación de los agentes cómo en los consumidores de cocaína puede ocurrir una muerte rápida, "en minutos o pocas horas", y que ésta "suele sobrevenir por fallo cardíaco debido a arritmias por liberación masiva de catecolominas con o sin isquemia miocardíaca". El "delirium excitado" al que se refiere el forense presenta un cuadro médico caracterizado por un "comportamiento extraño, violento y paranoico". En la autopsia se apreciaron múltiples lesiones, "que tanto individual como conjuntamente no tendrían entidad suficiente para producir la muerte, no afectando estructuras vitales".

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