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Elecciones en México

Un país, dos visiones antagónicas

Los candidatos clave proponen modelos cada vez más opuestos a 20 días de las presidenciales

Nunca unas elecciones generales mexicanas habían despertado tanta expectación como las del próximo 2 de julio. Por primera vez, el resultado es tan incierto que el único pronóstico fiable señala que el nuevo presidente no saldrá de las filas del Partido Revolucionario Institucional (PRI), el referente de la política mexicana durante 70 años. Descabalgado inesperadamente en las elecciones de 2000, el PRI sobrevive en esta contienda en un tercer lugar que le aparta de cualquier posibilidad de victoria. A 20 días de la jornada clave, los comicios presidenciales es cosa de dos: Andrés Manuel López Obrador, candidato de la coalición Por el Bien de Todos, encabezada por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), contra Felipe Calderón, candidato del gubernamental Partido Acción Nacional (PAN), que acabó hace seis años con la hegemonía priísta.

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Con todas las reservas del caso puede afirmarse que izquierda y derecha protagonizan en México un nuevo capítulo, el más trascendental quizá, de la pugna que se ha desencadenado en los últimos tiempos en el continente latinoamericano. López Obrador, ex alcalde de la Ciudad de México, y Calderón, ex ministro de Energía, hablan en nombre de dos mundos contrapuestos, representan dos modelos antagónicos y dibujan en sus discursos dos países distintos.

Como un vendaval que empezó a soplar en la Ciudad de México, el candidato del PRD se ha convertido en la esperanza de las masas de pobres que durante décadas han sido engañadas con falsas promesas. Su modelo, basado en subsidios a los sectores con menos recursos, le ha convertido en el candidato más popular -populista, según sus detractores-, que tiene la mayor capacidad de movilización, capaz de llenar el gran Zócalo del Distrito Federal y cuanta plaza pública se le antoje.

"Por el bien de todos, primero los pobres", es el lema central de una campaña que ha penetrado en todos los rincones de México. Ancianos, madres solteras, vendedores ambulantes, universitarios, taxis piratas, conforman el ejército de incondicionales de López Obrador. El día 2 de julio lo demostrarán en las urnas. Su plataforma recuerda en buena medida al viejo PRI, con la particularidad de que se trata de un líder presuntamente honesto, incorruptible, y que conecta bien con la gente. Promueve los subsidios, ofrece dádivas a muchos grupos, cree en el proteccionismo para el sector energético y no le emociona el libre comercio.

López Obrador tiene un serio adversario que ha ganado solidez en un abrir y cerrar de ojos. Por la misma naturaleza ideológica de su partido, Felipe Calderón es considerado el candidato de la derecha. Conservador, con principios morales basados en las enseñanzas de la Iglesia católica, el candidato del PAN defiende que el empleo lo genera mayoritariamente la inversión, la sociedad, la gente que invierte en un hotel, en un invernadero, o incluso en una carretera. Sostiene que si se parte de la premisa de que el empleo lo genera el Gobierno, se llega a políticas de endeudamiento insostenible, que provocaron las crisis de 1976, 1982, 1987 y 1994. Según Calderón, a través de la inversión de la sociedad se puede edificar una economía robusta con finanzas sanas, crecimiento y empleo.

México anda sobrado de recursos. Tiene gas, cobre, oro, petróleo y playas que hacen las delicias de los turistas más exigentes. Ello no impide que cada año medio millón de ciudadanos emigren ilegalmente a Estados Unidos, y se jueguen la vida en el intento. "Los mexicanos se van porque la élite es muy irresponsable", opina George Grayson, autor de la más reciente biografía de López Obrador. "México tiene que realizar reformas en los terrenos fiscal, laboral, energético y judicial, para empezar. La ley es muy flexible y los inversores tienen miedo cuando hay una disputa y cuando el inversor tiene que enfrentar a un empresario mexicano en un tribunal donde la justicia se compra". Entre las opciones políticas que representan López Obrador y Calderón, el PRI busca un lugar más envejecido que nunca y condenado, si no se produce un milagro, a diluirse en los dos pilares del nuevo bipartidismo que asoma en México.

La realidad es que muchos priístas se están pasando a las filas del PRD y del PAN. "Se están conformando dos agrupaciones, como siempre ha sido la historia de México", dice López Obrador. "Independentistas versus realistas, liberales contra conservadores, revolucionarios versus porfiristas. Ahora son los derechistas frente a los progresistas". Es pronto para concluir hasta dónde puede llegar el desmoronamiento del PRI y qué tan irreversible es. La controvertida figura del candidato presidencial, Roberto Madrazo, no ayuda a sellar las grietas del partido.

"Si militara en un partido menos divorciado de la sociedad, la elección fraudulenta que lo llevó a la gobernación de Tabasco en 1994 [tras derrotar a López Obrador] habría sido la tumba de su carrera", escribe el novelista Enrique Serna en el último número de la revista Letras Libres. Beatriz Paredes, priísta heterodoxa y candidata del partido al Gobierno del Distrito Federal, opina que los partidos políticos mexicanos están anclados en distintos momentos del siglo XX. "Miran demasiado hacia atrás y muy poco hacia delante", apunta.

Trabajadores de la minería protestan ayer en Ciudad de México por la injerencia del Gobierno en su sindicato.
Trabajadores de la minería protestan ayer en Ciudad de México por la injerencia del Gobierno en su sindicato.EFE

El juego sucio impregna la campaña

La crispación que rodea la campaña mexicana aumenta día a día, en plena guerra de acusaciones entre los candidatos del PRD, Andrés Manuel López Obrador, y del PAN, Felipe Calderón. Lo que empezó con un ataque del ex alcalde del Distrito Federal (DF) contra el candidato panista, a quien acusó durante un debate televisado de tráfico de influencias a favor de su cuñado Diego Zavala, en la época en que fue ministro de Energía, salpica ya al Gobierno federal y al de la Ciudad de México. El viernes pasado, el Ministerio de Hacienda del Gobierno Federal acusó al Ayuntamiento del DF, en manos del PRD, de violar el secreto fiscal al filtrar información de la empresa Hildebrando, de la que es accionista principal el cuñado de Calderón.

"Sabemos perfectamente que fueron ellos [funcionarios del DF], porque cuando alguien ingresa a la base de información fiscal deja una huella digital", señalo Isabel Suárez Mier, portavoz de la dependencia. "De acuerdo con la investigación realizada por el Sistema de Administración Tributaria, la información que fue revelada en el debate se obtuvo a través del Gobierno del Distrito Federal", añadió. La Secretaría de Hacienda presentará una denuncia ante el Ministerio Público para investigar a funcionarios del Gobierno de la Ciudad de México por proporcionar información fiscal al candidato López Obrador.

El Ayuntamiento del Distrito Federal acusó ayer al Ministerio de Hacienda de actuar de manera irresponsable y sospechosa en la anticipada denuncia que hizo sobre la presunta filtración de información de la situación fiscal de la empresa Hildebrando. El secretario del Gobierno municipal, Ricardo Ruiz, señaló que Hacienda no agotó los canales legales para solicitar esta información y de antemano acusó al Gobierno del DF de filtraciones.

Al ser cuestionado sobre si este suceso es parte de la llamada guerra sucia, Ruiz dijo que la actuación del Ministerio de Hacienda no se apega a la legalidad, por lo que se debería preguntar a ese departamento cuál es el motivo de esa guerra.

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