Felipe Alcaraz relata la lucha de un diputado contra el poder en la novela 'Extraños centinelas'
Gregorio Pruaño es un diputado del Bloque de Izquierdas que se niega a convertirse en un juguete roto. No quiere que la política sea un adorno de los que manejan el poder en la sombra. Su lucha contra el poder le lleva a asumir lo inevitable de la derrota. Pero Gregorio quiere seguir con su batalla hasta el final. Este diputado es el protagonista de la novela Extraños centinelas, que acaba de publicar el escritor y presidente ejecutivo del PCE, Felipe Alcaraz (Granada, 1943), en RD Editores. Un hecho inquietante estructura la trama de la novela: la desaparición, a manos de integristas islámicos, de 500 kilos de dinamita ante la sospechosa negligencia de una parte del poder.
Alcaraz señala que su novela muestra "el intento de un diputado por traspasar una sociedad donde la política ha muerto en el marco de una desmovilización social espeluznante". "Es como si se viviera en una telecracia. Gregorio no se rinde bajo ningún concepto, no asume la derrota", agrega. "Están quitando oxígeno a la democracia. Hay que trabajar para que el hombre no se convierta en un cliente, sino en un ciudadano", afirma Alcaraz.
Extraños centinelas sitúa su acción en la zona del Congreso de los Diputados, un espacio que Alcaraz conoce bien debido a su labor como parlamentario de Izquierda Unida durante varios años. "Es el escenario del poder, donde se desarrolla el esperpento del poder en un sentido valle-inclaniano. Es la zona donde se desarrolla Luces de bohemia, por la que se movieron Cervantes y Lope de Vega, donde están los grandes museos... Es el marco donde se sintetiza esa metáfora del fin de la política", relata Alcaraz.
"Cervantes vivió esta situación. Intentó romper con las presiones de la Contrarreforma y generó a Don Quijote, el primer personaje que tiene agenda propia y la realiza. Valle-Inclán denuncia la España eterna, a la que no puede romper si no es atacando al poder desde su desprestigio, con los esperpentos. El poder es el mercado. Lo demás son entresijos del poder, referentes superpolíticos de una telecracia", explica.
"A partir del 11-S, y también del 11-M, empieza otro modelo de democracia, en el que se puede matar a un joven en el metro sin motivo o interrogar durante meses a alguien en una cueva. La guerra es una forma de acabar con la política. El neoliberalismo es incompatible con la libertad", dice. Alcaraz arremete contra la guerra de Irak. "En Irak no había ninguna confabulación con los integristas ni armas de destrucción masiva. La punta de lanza del neoliberalismo es la guerra", concluye.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.