_
_
_
_
_
Reportaje:

La difícil sucesión del rey del neumático

La muerte en un naufragio del empresario Édouard Michelin abre incertidumbres sobre el futuro de la multinacional francesa

El pasado 26 de mayo naufragaba en las costas bretonas el modesto Liberté, un barco de pesca de menos de 9 metros. En el accidente fallecía Édouard Michelin, 42 años, patrón de la multinacional francesa -71 fábricas en 19 países distintos para comercializar sus productos en 170-, número uno mundial del sector del neumático -emplea 130.000 personas, fabrica 197 millones de neumáticos al año y mueve 15.590 millones de euros- por delante de Bridgestone y Goodyear.

Édouard Michelin era el descendiente de otro Édouard Michelin, su abuelo, aquel que fundara en 1889 la sociedad que iba a llevar su nombre y que inventó en neumático desmontable. Entre los dos, la figura de François, patrón entre 1955 y 1999 y padre de quien acaba de morir ahogado. Antes, durante los años 30 y 40, Michelin estuvo dirigida por otros familiares, por unos primos, en espera de que François fuese un adulto con experiencia en la dirección de empresas. Ya entonces la línea sucesoria directa quedó quebrada pues en 1932 murió Etienne Michelin en accidente de avión y en 1936 su hermano Pierre estrelló el coche que conducía. Desde entonces los Michelin no viajan nunca en el mismo avión.

Durante los años 50 y 60 Michelin creció con el mercado europeo y gracias a la patente del neumático radial. Durante los 90 y los 2000, Édouard había apostado por los productos con un importante valor añadido: neumáticos especialmente resistentes al pinchazo o para vehículos 4x4. Además, había completado la internacionalización, abriendo fábricas en China o India.

Las mujeres no cuentan

Católico practicante, casado desde 1992 y padre de seis hijos, Édouard tenía cinco hermanos, dos de ellos sacerdotes -Etienne le casó y ahora dijo la misa de difuntos-, otro, Benoît, es investigador en la propia Michelin y son mujeres las restantes. Y ser mujer, dentro del conservador mundo de los Michelin, significa no ser candidata a ningún cargo. Ninguno de los hermanos puede sucederle y tampoco ninguno de los hijos, pues son demasiado pequeños. De ahí que se haya recurrido a Michel Rollier, de nuevo un primo, que tiene ahora 60 años y que durante mas de 30 trabajó en el sector del papel.

A pesar de que Édouard Michelin seguía una política de transparencia, el grupo es adicto al secreto. ¿Qué porcentaje de acciones tiene la familia Michelin? ¿Cuántos son los miembros de la familia que tienen títulos? Nadie lo sabe con exactitud. Se habla de unos mil familiares Michelin -son cuatro generaciones con un número notable de hijos- y de que la familia directa controla el 15% del capital y un 21,3% de los derechos de voto. Los trabajadores, a través de un plan de ahorro complementario a la jubilación, poseen el 2,1% del capital y entre distintos bancos se reparten un 37% de los títulos. El grupo es inatacable en Bolsa porque está estructurado como una sociedad en comandita y todo el poder queda en manos de unos gerentes que, a su vez, dependen de un grupo de socios comanditarios al que se accede por cooptación.

Édouard Michelin había reanudado con inversiones publicitarias o de imagen que su padre François detestaba. Por ejemplo, ha devuelto la marca a los circuitos de fórmula 1, motociclismo o rallies, ha relanzado el famoso guía rojo. Muy bien pagado (2,4 millones de euros anuales como salario), Édouard era sin embargo muy apreciado por los sindicatos pues había aceptado aplicar las 35 horas en todas sus factorías francesas. Antes de ponerse al frente del grupo había trabajado en todos los sectores de la fábrica de Clermont Ferrand, sede histórica de Michelin y que emplea al 10% de la población. Luego fue enviado a los Estados Unidos, donde Carlos Goshn, hoy presidente de Renault, se ocupaba de modernizar las instalaciones. De ese aprendizaje Édouard concluye que Michelin debe dejar de estar organizado geográficamente y hacerlo por el tipo de productos.

Discreto, amante del canto gregoriano y el rugby, Édouard Michelin vestía con modestia, seguía viviendo en el centro de Clermont Ferrand, comiendo en restaurantes sencillos y yendo a misa todos los domingos. Para Clermont y Francia su imagen, tranquilizadora, era la de un hombre que conciliaba la internacionalización sin complejos con un enraizamiento profundo. Francés y globalizado. Rara avis y por eso mismo difícil de reemplazar.

Édouard Michelin.
Édouard Michelin.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_