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Entrevista:LUIS MUÑOZ | Poeta

"Nuestros signos están en lo cotidiano"

Después de reunir la mayor parte de su obra poética en Limpiar pescado (Visor), el poeta Luis Muñoz (Granada, 1966) ha publicado un nuevo poemario, Querido silencio, en la prestigiosa editorial Tusquets. Autor de libros como Manzanas amarillas, El Apetito o Correspondencias, ha recibido importantes galardones como el Premio Generación del 27 o el Ojo Crítico.

Pregunta. ¿En qué consiste Querido silencio?

Respuesta. Es un libro que quiere explorar la expresividad de lo cotidiano, las posibilidades de decir sobre lo profundamente humano que tiene la superficie de las cosas que nos rodean, las situaciones de vida, los objetos, las imágenes, las pequeñas historias de las que formamos parte día a día. Creo que también es un libro sobre la contradicción de sentirse desposeído de todo y, a la vez, tener ganas de vivir con intensidad cada instante. Sobre dónde nos sitúa esa tensión.

P. ¿Qué importancia tiene lo que se calla, el silencio, en un poema?

R. El silencio en poesía, como en música, es un elemento constructivo, es lo que posibilita la respiración del poema. El hecho de cortar el texto en versos, de tijeretear el discurso, indica pausas, silencios. Los blancos de la página son silencios. Pero el título del libro quiere aludir también a otras formas del silencio. Por una parte, al silencio doméstico, casero, rudimentario, el que acompaña a la escritura, el que escucha la escritura, el primer interlocutor del poema, que es a la vez uno de los nombres de la soledad. También es el silencio que hace la "prueba del silencio", que yo trato de aplicarme: la de decir algo que sea mejor que callarse.

Por otra parte está el silencio que asoma en el encuentro, que creo que es central en poesía, entre la necesidad de decir y la imposibilidad de hacerlo completamente. Entre la conciencia de que hay experiencias profundas que residen fuera del lenguaje y la necesidad de transmitirlas por medio del lenguaje o, al menos, de proponer su perímetro.

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P. ¿Se trata del arte de la insinuación?

R. Algo parecido, se trata del arte de callar a tiempo, de retirarse a tiempo. Como en el dibujo, dibujar es omitir.

P. ¿Cuál es el valor de lo cotidiano?

R. Yo creo que es el valor de lo humano, la medida de lo humano. En lo cotidiano están los signos que nos descifran, que nos explican o que nos interrogan. Somos parte de un sistema cotidiano, somos en la medida en que nos relacionamos con lo que nos rodea. A la vez, podemos alejarnos de todo a través de la imaginación.

P. Ha reunido sus poemas en un libro, Limpiar pescado, y ahora llega este otro de carácter más reflexivo en Tusquets. ¿Supuso Limpiar pescado un antes y un después?

R. La verdad es que siempre veo un antes y un después, no ya después de un libro o de un conjunto de libros, sino después de cada poema. No puedo entenderme sin eso. Necesito creerme que parto de cero para poder escribir. En Limpiar pescado recogí mis cuatro libros anteriores porque Chus Visor tuvo la idea y me lo propuso. A él debo agradecerle haberme dado la oportunidad, por una parte, de revisar lo que había publicado hasta entonces y, por otra, de explicar en el prólogo cómo había vivido la escritura de esos libros.

P. ¿Está pasando la poesía española por un momento de pluralidad?

R. Yo creo que sí, que un logro de los últimos años es la naturalidad con la que conviven en la poesía española maneras muy distintas de concebir la poesía. Se ha conseguido crear una atmósfera plural dentro de la cual hay unos cuantos poetas excelentes trabajando en direcciones muy diferenciadas.

P. ¿Le interesa la crítica?

R. Me interesa la crítica que cree en el género, la que disfruta con la poesía, la que contagia las ganas de leer, la que argumenta bien su gusto, la que sabe iluminar lo que analiza. La que no me interesa es la crítica corta de miras estéticas, ni la endogámica, esa crítica plana en la que los textos parecen pretextos.

P. ¿De qué poetas se ha ido alejando?

R. Creo que no me he alejado de ninguno de los poetas que me gustaron alguna vez. Si reviso mis declaraciones sobre la poesía escritas hace años, en antologías o en revistas, me sigo viendo ahí, me siguen gustando Juan Ramón Jiménez, que fue el primer poeta que leí, Antonio Machado, Luis Cernuda, Federico García Lorca, Jaime Gil de Biedma, José Ángel Valente, Spender, Auden, los herméticos italianos, los simbolistas franceses...

P. ¿Va desapareciendo Luis Muñoz de sus poemas?

R. Eso me gustaría, que yo fuera un pretexto para desencadenar una serie de emociones, de ideas, de sensaciones, que en mis poemas pudiera transmitir experiencias profundas sin que importaran las circunstanciales.

P. ¿Hacia dónde se dirige la poesía de Luis Muñoz?

R. Mi poesía está al acecho, está a la que salta. No soy capaz de hacer planes. Soy un buscador de ocasiones de poesía, así que ésta se dirige a lo que veo o siento, a la propuesta de diálogos que se establece con lo que nos rodea.

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