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El informe de la ONU certifica que Milosevic no fue envenenado

Isabel Ferrer

Slobodan Milosevic falleció el pasado 11 de marzo de un infarto agudo y no hay pruebas que demuestren que fuera envenenado ni tampoco asesinado. Así lo asegura el informe interno sobre su muerte, presentado ayer por el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY), que le juzgaba por genocidio y crímenes de guerra y contra la humanidad cometidos en las guerras de los Balcanes.

La misma investigación añade, sin embargo, que los privilegios disfrutados por el ex presidente serbio en la cárcel de Naciones Unidas en Holanda como abogado de su propia causa comprometieron su vigilancia. De ahí que pudiera recibir medicinas sin receta que tomaba a pesar de padecer una hipertensión crónica.

"Estaba bien atendido, pero se saltaba las dosis prescritas o las modificaba, y se automedicaba. También hay que recordar que el procesado llegó a Holanda en 2003 ya con problemas de presión arterial y no seguía las instrucciones de los especialistas. No dejó de fumar ni hacía ejercicio", señala el informe. Encargado por el propio Tribunal, sus conclusiones destacan los fallos de seguridad en torno a las visitas de asesores y testigos que recibía Milosevic en privado. Ello ocurría en el despacho que tenía en el recinto carcelario de Scheveningen (distrito costero de La Haya).

"El hecho de que le fuera permitido llevar su defensa facilitó la obtención de sustancias que pudieron ponerle peor", según el Tribunal. Sus responsables han hablado con médicos de Serbia, Rusia, Francia y Bélgica que en su día trataron a Milosevic antes de llegar a Holanda, o bien durante su encarcelamiento. Han sido consultados asimismo los datos recabados por la fiscalía holandesa, el instituto forense y la policía.

Auditoría independiente

La investigación del TPIY llega después de la presentada el pasado abril por la fiscalía holandesa y de la auditoría independiente solicitada luego al Gobierno sueco. Ambas concluyeron que no medió violencia o intoxicación alguna en la muerte de Milosevic.

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En unas declaraciones efectuadas desde Moscú, donde reside, Borislav Milosevic, su hermano, calificó ayer el informe del TPIY de "una falsedad y un error". Para él, la muerte fue un crimen porque le impidieron viajar a Rusia y seguir allí un tratamiento adecuado para su enfermedad. De 64 años, Slobodan Milosevic fue hallado sin vida el pasado 11 de marzo en su celda de Scheveningen por un guardián. Le faltaban 50 días para concluir su defensa y la sentencia se esperaba para finales del año en curso.

Según su abogado, un día antes del óbito, Milosevic le había dado una carta donde denunciaba estar siendo envenenado. Un informe toxicológico efectuado en Holanda halló trazos de Rifampicina, un producto contra la lepra y la tuberculosis que inhibe el tratamiento contra la hipertensión. Al no figurar en su recetario oficial, y no necesitarlo, se presume que lo tomaba por su cuenta.

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