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Reportaje:Fórmula 1 | Gran Premio de Mónaco

"Innecesario y patético"

Joaquín Verdegay, comisario español, se siente orgulloso de la sanción a Schumacher, y Ferrari replica que se castigó un simple error replica que se castigó un simple error del piloto

El paddock de Montecarlo seguía ayer endiabladamente encendido. La sanción que el sábado por la noche se impuso a Michael Schumacher, relegándole de la primera a la última posición en la parrilla de salida, estaba de nuevo en cada corrillo y en boca de todos los personajes implicados de alguna forma en la decisión. Lo que se cuestionaba era si los comisarios que juzgaron al heptacampeón mundial tenían todas las evidencias necesarias para convertirle en culpable de un acto voluntario que perjudicó a terceros, cuando no concluyó la penúltima curva y dejó su coche atravesado en la trayectoria habitual en los segundos finales de la última tanda de la clasificación.

Ferrari realizó una lógica defensa a ultranza de Schumacher. "Estamos en total desacuerdo con la decisión", afirmó Jean Todt, el director de la escudería; "la sanción crea un precedente muy grave porque cancela el derecho de un piloto a cometer errores. Michael luchaba todavía para hacer un buen tiempo. Y, aunque faltaban muchos elementos reales, los comisarios actuaron partiendo de una presunción de culpabilidad". A las palabras de Todt se unieron las del representante de Schumacher, Willy Webber: "¿Cómo puede Michael estar pensando si viene alguien detrás si su problema es controlar el coche? Si los comisarios estuvieran en la pista, no actuarían de la misma manera. Salieron todos los enemigos de Michael y parecía que todo el mundo estaba contra él. Fueron demasiado lejos. Ahora hay ya más matices".

"Es imposible saber si lo hizo adrede, pero hay evidencias para pensar que sí"
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Esta argumentación fue refutada de plano por Joaquín Verdegay, un madrileño de 49 años que fue uno de los tres comisarios que tomaron la decisión de sancionar a Schumacher. "Es imposible saber si lo hizo adrede, pero hay evidencias para pensar que sí. Cometió un error grave que no había cometido ni una vez en todas sus vueltas anteriores", aseguró; "frenó con más del 50% de intensidad de lo que lo había hecho hasta aquel momento en aquella curva e hizo un contravolante innecesario y patético que duró cinco metros hasta que ya no pudo girar".

Para Verdegay, la situación fue realmente difícil, puesto que él es español y se juzgaba una acción que podía beneficiar a Alonso. "Era difícil y, en mi caso, más comprometida todavía. Pero tomé la decisión a conciencia. Había que interpretar la ley y aplicarla. Y no podíamos equivocarnos porque nos jugábamos la reputación de un piloto. A Michael le cayó ya todo el peso de la ley y le quitaron todos los puntos en 1997 en Jerez [en el incidente con Jaques Villeneuve] cuando yo pienso que no debió ser sancionado", agregó. Verdegay confesó que durante la reunión de la comisión se indicó que, si el coche hubiera chocado contra la valla protectora, no habrían podido sancionar a Schumacher.

Pero para los tres comisarios el caso adquirió evidencias irrefutables cuando analizaron la telemetría y escucharon las declaraciones de todas las partes implicadas. "A 16 kilómetros por hora, Michael no pudo controlar el coche. Eso es injustificable en alguien acostumbrado a dominarlo a más de 200 por hora. Paró porque quiso y confesó que no puso la marcha atrás porque pensaba que era peligroso por el tráfico. Y luego se le caló el coche porque accionó el embrague demasiado tarde. Para mí, había evidencias de que actuó deliberadamente. Y, como perjudicó a terceros, tuvimos que quitarle todos los tiempos de la clasificación. Creo que hicimos un buen trabajo, aplicamos la ley justamente y me siento orgulloso por ello", concluyó Verdegay.

Aunque casi todos los pilotos siguieron pronunciándose en contra de Schumacher, algunas voces salieron en defensa del germano. Entre ellas, la de Max Mosley, presidente de la FIA, que, sin disculparle, intentó desdramatizar. "No me gustaría que se dijera que Schumacher fue un tramposo", dijo Mosley; "hay que situar las cosas en su justo contexto, pensar que estaba luchando para ganar la pole y que en milésimas de segundo debió tomar decisiones. Los comisarios tenían una información detallada y la estudiaron minuciosamente. Si creían que hizo algo que no debía, tenían que sancionarle".

Lo que muchos no se explican es, si las pruebas eran tan evidentes como para declararle culpable de una acción antideportiva, por qué no le aplicaron todo el peso del reglamento, permitiéndole correr en Montecarlo.

Schumacher, tras concluir la carrera, brindó su versión sobre lo sucedido el sábado. "El que piense que intenté impedir que Alonso hiciera la pole está equivocado. Me sabe mal haber echado a perder su vuelta. Ni siquiera sabía dónde se encontraba porque no teníamos contacto por radio", advirtió; "han pesado muchos prejuicios en la decisión porque nadie estaba sentado en el coche ni sabía cómo y por qué pasó lo que pasó".

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