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Un barco con casi 3.000 kilos de cocaína se hunde tras ser abordado

La droga y los ocho detenidos, a salvo, llegan mañana a Tenerife

Jorge A. Rodríguez

La policía abordó el pasado día 24 un barco venezolano cargado con casi 3.000 kilos de cocaína procedente de Colombia que, tras intentar remolcarlo hacia Canarias, se fue a pique anteayer debido a una vía de agua y a la mar gruesa. La droga y los 10 tripulantes del Fabio Gallipoli, que iban armados, fueron puestos a salvo, mientras en tierra se localizaban otros 250 kilos de cocaína de la misma organización.

El 'Fabio Gallipoli' tenía varias vías de agua y se fue a pique durante el remolque

El barco Fabio Gallipoli, un palangrero de unos 40 metros de eslora, fue abordado por los GEO el pasado día 24 en las proximidades de Cabo Verde, tras una investigación iniciada por la Udyco de la policía y coordinada luego con la Guardia Civil y la Armada. Los agentes estaban tras los pasos del buque, después de conocer que una red de narcotraficantes colombianos había acordado un gran desembarco de cocaína en las islas Canarias.

La policía detuvo a los tripulantes del barco, todos de nacionalidad venezolana, y requisó en su interior una partida de casi 3.000 kilos de cocaína, así como varias armas, que la tripulación no tuvo tiempo de empuñar. Tras revisar el buque, comprobaron que se encontraba en mal estado y que tenía varias vías de agua, lo que comprometía su navegabilidad. No obstante, decidieron remolcarlo hacia tierra, para atracarlo en Tenerife.

El mal estado de la mar, casi arbolada en las horas posteriores al abordaje (calificado como "muy peligroso" por sus propios ejecutores), hizo que el Fabio Gallipoli empezara a lastrar al barco que lo toaba. Los funcionarios consultaron a la juez, que dio autorización para que dejaran hundir al palangrero. Ya con la cocaína y los detenidos en el barco desde el que se habían lanzado el asalto, el Fabio Gallipoli se hundió.

El delegado del Gobierno en Canarias, José Segura, informó ayer del abordaje en Las Palmas de Gran Canaria, pero declinó ofrecer datos sobre el número de detenidos y las circunstancias del abordaje, ya que el caso se encuentra bajo secreto de sumario. Sin embargo, afirmó que el apresamiento de este barco es fruto de una investigación iniciada hace un año por la UDYCO y la Guardia Civil de Santa Cruz de Tenerife, en cooperación con organizaciones internacionales de lucha contra el tráfico de estupefacientes, de ahí que la calificara como "netamente canaria".

De hecho, tras el asalto del buque se desencadenó una operación en las islas, que llevó a la localización de otros 250 kilos de cocaína, así como a la detención de al menos otros 10 personas, mayoritariamente colombianos y españoles, aunque también hay un guatemalteco.

Segura informó de que la llegada del buque a Tenerife estaba prevista para el lunes, pero las fuentes consultadas aseguran que lo que llegará será la cocaína y los detenidos, porque el Fabio Gallipoli está en el fondo del mar. El abordaje se lanzó en Cabo Verde ante el temor de que el barco se acercase demasiado a la costa para que fuese rodeado de lanchas rápidas con el fin de alijar la droga en tierra.

El Fabio Gallipoli, que debe su nombre al comandante de navío venezolano Fabio Gallipoli Moler, que falleció en una revuelta armada en 1962, es uno de los paquebotes que las mafias suelen fletar para el traslado de grandes cantidades de droga. Sus condiciones de navegabilidad y su estado general, en muchas ocasiones, es lamentable. Tanto como el pequeño petrolero Archangelos, apresado en 1999, cuya principal característica era que tenía un dedo de grasa en toda su superficie, incluidos los camarotes.

El barco ha sido apresado en una zona tradicionalmente trabajada por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Esa zona es la habitual de llegada de buques nodriza cargados de cocaína y donde esperan a que barcos más pequeños la transborden y la lleven a tierra. En dos años se han incautado en dicha zona más de 30 toneladas de cocaína. Los patrulleros de altura de la Armada y el buque especial del Servicio de Vigilancia Aduanera, el Petrel (nombre de una rapaz acuática), suelen merodear por esas aguas.

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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