La palabra con "C"

La del miércoles fue una gran noche para la palabra con "C". Léase "cultura" en voz baja. No hay que decirlo muy alto porque dicha palabra echa para atrás a mucho programador y, admitámoslo, también a mucho público. Hay una base para estos prejuicios, y es la de muchos intentos bienintencionados pero fallidos. Aburridos. Pero resulta que estamos ante un ejemplo de lo contrario. Un programa desenfadado pero no frívolo, con personajes conocidos de los que pudimos conocer aspectos inéditos precisamente porque no se buscó el sensacionalismo. Y porque ahí nadie iba a vender nada: ni su última película, ni su nuevo libro, ni sus secretos personales o descubrimientos científicos.

Hablamos de la primera emisión de Carta blanca (La 2). La idea es que cada invitado pueda realizar un programa de acuerdo a su gusto y capricho. Y Elvira Lindo ha dejado el listón muy pero que muy alto. La guionista y escritora invitó a algunos amigos a un plató amplio y elegante con enormes proyecciones de fotos como fondo. Quedaron fuera las previsibles "preguntas de periodista" y la conversación se desarrolló con sencillez, inteligencia, humor y complicidad. Sus invitados fueron el actor Javier Cámara, el compositor de bandas sonoras Alberto Iglesias; el cantaor Miguel Poveda (con una impresionante interpretación de un poema de Lorca); Laura García Lorca, sobrina del poeta, y el paleontólogo de Atapuerca Juan Luis Arsuaga. También cantó Buika con mucha emoción. Hubo tiempo suficiente para hablar sin prisas, para llegar un poco más hondo en las personas de lo que normalmente permite este medio. Fueron dos horas de gran "C" televisiva. Lo malo es que después siguió Estravagario. ¡Sobredosis!, me temí. Pero valió la pena, la entrevista que le hizo Rioyo a Jeanne Moureau fue antológica, quizá la mejor de todos sus programas. Aun así, me parece equivocado poner tanta "C" junta. Y menos tres horas seguidas. ¿Quieres "C"? Toma dos tazas. Pues no. Hay que dosificarla, dejar buen sabor de boca. Ganas de repetir.