¿Obligatorio? Depende...

Esta mañana, cuando iba en el coche con mi hija en dirección al cole, como casi todos los días, la Dirección General de Tráfico nos ameniza el viaje con una publicidad que nos advierte de las fatales consecuencias de no llevar el preceptivo cinturón. El anuncio se inicia con un grito desgarrador de una madre que, junto con su hijo, sufre un accidente, agravado por no llevar el cinturón de seguridad.

Hoy, mi hija va de excursión en autocar a 35 kilómetros de Madrid y la despido viendo, a través del inmenso y frágil cristal, todo su cuerpecito de tan sólo cinco años, que ni siquiera llega con los pies al suelo, sin el asiento adaptado y el cinturón que en otras circunstancias son preceptivos y obligatorios.

Sinceramente, he sentido estupor e indignación ante la triste paradoja. ¿Cómo pueden estar tan lejos de los ciudadanos nuestros gobernantes? ¿Cómo tienen la desfachatez de obligarnos y concienciarnos en unas prácticas obligatorias y beneficiosas para nuestros hijos y permiten la circulación de transporte escolar sin el uso de cinturón? ¿Impera la presión de los empresarios del sector de transporte público y el gasto que les acarrea la adaptación de sus unidades a la protección de los ciudadanos? Resulta escandaloso el trato de favor a "Don Dinero" y, a la vez, obligar y gastar dinero a través de publicidad a los ciudadanos de a pie. ¡Qué cinismo e hipocresía! Y son capaces de hacer todo esto y no se les cae la cara de vergüenza.