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Inauguraciones y formas de pago

El Eix Transversal es la obra pública que ha originado mayores discrepancias y, a la vez, mayores coincidencias. Lo que un partido defiende un día, lo critican los demás ese mismo día, pero no tienen empacho en cambiar en cosa de semanas. La obra tuvo la oposición de todo el mundo mientras la construía CiU. La izquierda que luego formaría el tripartito objetó desde su insuficiencia (PSC) hasta su impacto ambiental (-ICV y ERC-, sobre todo a su paso por el Montseny).

Las mayores críticas se produjeron por la contumacia de los gobiernos de entonces en celebrar una inauguración cada pocos metros de asfalto. Hasta 12 inauguraciones (la última con miles de invitados) celebraron los 155 kilómetros de trazado.

Una vez en funcionamiento, Pasqual Maragall (julio de 2002) visitó la obra, comprobó la alta densidad de camiones y propuso un peaje para estos vehículos que debería, también, contribuir a reducir la mortalidad.

Dos altos cargos de entonces (Jordi Follia y Joan Delort) le respondieron poniéndole a caldo. Follia sigue en el mismo cargo: al frente de las carreteras del Gobierno catalán, y es quien ha pilotado el desdoblamiento que antes cuestionaba. Delort fue promocionado de director a secretario en el Departamento de Interior, cuya titular es Montserrat Tura. Pero no son los únicos conversos. El propio Felip Puig, que entonces era consejero de Política Territorial, descubrió las bondades de la propuesta de Maragall y la expuso como propia un mes más tarde, en agosto de 2002.

Todos estaban, pues, de acuerdo. Pero no: el sistema financiero adoptado definitivamente no incluye el peaje para camiones, sino el peaje a la sombra. Lo aprueban los socialistas y le dan el visto bueno los convergentes.

Por el medio se cruzó otra posibilidad: que las obras las pagara el Ministerio de Fomento. En aquel momento gobernaba el PP, y el ministro Francisco Álvarez Cascos anunció que correría con el coste de la obra si era declarada de interés general y pasaba a ser competencia de la Administración central. No hubo acuerdo porque CiU se opuso. Nadal, en cambio, seguía defendiendo esta posibilidad casi anteayer, en octubre de 2004. Pero esta vez quien no ve claro el asunto es el PSOE y, de modo más preciso, la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez.

En cambio, se ha producido acuerdo en Cataluña: CiU aprueba la decisión, aunque critica los modales. El diputado Josep Rull sostiene que Nadal debería haber consultado antes y, sobre todo, que no debería vincular la obra al plan de infraestructuras.

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