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El 'desembarco' de dos facultades de la UB con 6.000 estudiantes transformará el norte del Raval

La Universidad de Barcelona abrirá en el barrio una biblioteca de 4.500 metros cuadrados

Después de años de espera, dos facultades de la Universidad de Barcelona (UB), la de Geografía e Historia y la de Filosofía, dejarán el campus de la Diagonal y se instalarán en el Raval a primeros de septiembre. El traslado movilizará a 6.000 personas, la mayor parte alumnos, pero también a centenares de profesores y personal no docente. Las facultades ocuparán un inmueble nuevo entre las calles de Montalegre y Ramalleres. El Ayuntamiento y los vecinos dicen que la llegada de la universidad traerá al Raval norte la mayor transformacion del barrio en muchos años.

El restaurante Estevet y la librería La Central dicen que los profesores gastan más que los alumnos

"Los exámenes de septiembre se realizarán ya en el nueva sede", afirma Miquel Salicrú, delegado del rector, Màrius Rubiralta, que añade que el traslado del mobiliario se hará entre junio y julio para que todo esté listo en septiembre.

Las facultades estarán en una gran parcela donde antes había talleres, casas y un solar. Tendrán tres entradas: una por la calle de Montalegre, frente al Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, otra por la paralela de les Ramelleres y una tercera por el pasaje privado de la calle de Tallers, esquina con Ramelleres, ocupado ahora por varios comercios.

Habrá una gran biblioteca de 4.500 metros cuadrados en tres plantas a la que se le ha dado una salida de luz, explica Andrés Lezcano, arquitecto y director ejecutivo del plan plurianual de la universidad. No habrá aparcamiento subterráneo porque la zona está bien comunicada y, además, hay aparcamientos próximos, recalca Lezcano.

El traslado de las dos facultades desde el campus de la UB en la Diagonal provocará una nueva transformación y dará un impulso cultural al Raval norte, convertido ya en un gran polo cultural que va a más. Probablemente no hay en Barcelona una zona que acumule una densidad mayor de entidades con contenido cultural y social. Desde el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona, el Centro de Cultura Contemporánea, el Cidob, la librería La Central, las instalaciones del FAD en el antiguo convento dels Àngels, el archivo municipal del distrito y

las facultades de Periodismo, Comunicación Audiovisual y Publicidad y Relaciones Públicas, de la Ramon Llull, que tienen 1.800 alumnos y profesores en la calle de Valldonzella. Y más al sur la escuela Massana, la biblioteca de Catalunya, la Real Academia de Medicina, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y el Institut d'Estudis Catalans (véase gráfico).

El recién estrenado concejal de Cultura del Ayuntamiento y a la vez regidor del distrito de Ciutat Vella, Carles Martí, recalca: "Por descontado que habrá un impacto económico en el barrio con la apertura de las facultades. Pero también ayudará a mantener el equilibrio social en el barrio entre los vecinos de toda la vida, los que llegan de otras zonas de Barcelona y los inmigrantes asegurando así una diversidad en el barrio".

También los vecinos creen que la savia joven para el barrio será un revulsivo para completar la transformación de la zona.

María Dolores López, propietaria del café d'Annunzio, en la plaza de Vicenç Martorell, junto a la entrada a las facultades, espera que el desembarco de universitarios provoque una "metamorfosis en el barrio". "Aquí sigue habiendo algunos robos, aunque casi han desaparecido los mendigos. La clientela de los bares es joven. Vienen más al bar que el resto", recalca la propietaria de este local, situado al lado de la que será una de las entradas a las facultades, en la calle de las Ramelleres.

A pocos metros, en la librería La Central, Antonio Ramírez, director del centro, cree que el desembarco de estos miles de universitarios será positivo para su local. Esta gran librería con entrada por la calle de Elisabets y la plaza de Vicenç Martorell, lleva allí desde 2003. "Probablemente el impacto lo veremos más por los profesores porque los estudiantes, sobre todo los de los primeros cursos, compran menos libros que antes.La dueña del centenario restaurante Estevet, en la calle de Valldonzella, Carina Suñé, afirma: "En nuestro caso creo que nos vamos a nutrir más bien de profesores, como ha ocurrido con Blanquerna. La experiencia nos indica que pocos estudiantes se quedan a comer en la zona".

Marc, dependiente de la tienda de la cercana tienda de discos Tasmaniac, da por seguro que los estudiantes beneficiarán el negocio. "La gran mayoría de los clientes son jóvenes, pero no todos son estudiantes", dice el empleado de esta tienda de música electrónica, tecno y electro-house.

Pero no sólo los negocios más juveniles pueden ganar con el desembarco de universitarios. En la panadería Els Àngels, situada en la estratégica esquina de la calle de Elisabets con la de los Àngels, la propietaria dice que los jóvenes son buena clientela para ella. "Cuando se celebra el festival Sónar los jóvenes se portan muy bien. Estamos contentos. El barrio ha mejorado mucho en los últimos años y creo que ahora mejorará más con los estudiantes que lleguen".

El patio que unirá las facultades por las calles de las Ramelleres y Montalegre, con las obras casi acabadas.
El patio que unirá las facultades por las calles de las Ramelleres y Montalegre, con las obras casi acabadas.TEJEDERAS

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