Revuelta en India contra las cuotas para 'intocables'
El Gobierno indio reserva el 50% de las plazas en las universidades públicas para las castas más bajas
Dos mil años de historia separan a la India actual de aquella que dividió a su sociedad en castas, pero ahora, más que nunca, las castas desunen al país. La decisión del Gobierno de reservar para los llamados dalit (intocables), las tribus y los más pobres el 50% de las plazas en las universidades públicas ha colocado en pie de guerra a buena parte de la nación, sobre todo a los médicos y a los estudiantes universitarios.
Millones de indios se han quedado sin atención médica desde el lunes pasado, cuando el ministro de Educación, Arjun Singh, anunció la medida. La huelga se desató en los hospitales públicos, aunque muchos sanitarios del sector privados la secundan por solidaridad. La protesta ha alcanzado de lleno a este sector por la amplia popularidad que tiene la carrera de Medicina entre la población rural, que tratará de inmediato de acceder a las plazas reservadas.
El 30% de los 1.100 millones de indios vive con menos de un euro al día, según el Banco Mundial, y no puede ni soñar con entrar en una universidad privada. "Sólo las cuotas permiten a los pobres alcanzar la clase media", afirma el profesor Nandu Ram, de la Universidad Jawarharlal Nehru, en Nueva Delhi.
La protesta, que comenzó en la capital, donde dos centenares de estudiantes universitarios permanecen en huelga de hambre desde el martes, se ha extendido por varios Estados, pese a los intentos del Gobierno por desactivarla con la promesa de que se ampliarán las plazas universitarias de manera que no se reduzca el número de las que actualmente son libres. Las universidades públicas tienen ya una cuota del 22,5% para los dalits.
Al igual que Nandu Ram, que ha escrito varios libros sobre los intocables, los partidarios de la discriminación positiva aseguran que el tremendo desarrollo que India experimenta desde hace unos años ha convertido en abismo la brecha que separa a ricos de pobres. Por ello argumentan que sólo la adopción de una política que fuerce la salida de la marginación de muchos de los desheredados puede facilitar la modernización de India.
Los huelguistas, sin embargo, sostienen que debe accederse a la universidad por méritos propios y no por nacimiento. Señalan que India sólo llegará a ser una gran potencia si aprovecha las ventajas de una clase media que domina el inglés, y afirman que si se establecen esas cuotas se deteriorá sensiblemente el nivel de enseñanza.
El partido del Congreso, que gobierna con el apoyo de los comunistas y otros partidos de izquierdas, ganó las elecciones en 2004 con la promesa de repartir entre los desheredados la riqueza que trae el desarrollo económico, y las cuotas forman parte de esa promesa. Según el Ministerio de Educación, la medida obedece a los principios de igualdad que garantiza la Constitución. El Congreso estudia también una ley que obligará a las compañías privadas a reservar empleos para los miembros de las clases más desfavorecidas.
La huelga de los médicos está enconando el debate de las cuotas, ya que hace casi una semana que sólo funcionan los servicios de urgencia y las cartas enviadas por el Gobierno a los facultativos exigiéndoles que se incorporen no han servido de nada. El temor a un estallido de violencia es cada día mayor. La policía se ha visto obligada a intervenir en distintas ocasiones para calmar los ánimos, al tiempo que crece el resentimiento entre quienes se sienten apartados de la nueva riqueza que la industria del software y la tecnología de la información reportan a India.
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