El Parlamento de Irak aprueba un Gobierno de unidad nacional en medio de la violencia
Las divergencias impiden al primer ministro Al Maliki cubrir las carteras de Interior y Defensa
El Parlamento iraquí aprobó ayer el Gobierno de unidad del primer ministro Nuri al Maliki, alcanzando cinco meses después de la celebración de las elecciones el objetivo que Estados Unidos espera que ayude a reducir la violencia y posibilite una eventual retirada de las tropas extranjeras. Pero mientras los diputados se reunían en la fortificada zona verde de Bagdad, 27 personas resultaron muertas en diversos atentados. La policía también encontró en diversos barrios de Bagdad los cuerpos sin vida de 21 iraquíes que habían sido secuestrados y torturados por los escuadrones de la muerte.
La aprobación del Gobierno llega cinco meses después de las elecciones del 15 de diciembre, que ponían fin al proceso de transición a la democracia tras el derrocamiento del régimen de Sadam Husein, y después de varios meses de lucha política -primero por el puesto de primer ministro; después, por la composición del Gabinete-. Hasta el último minuto trató el primer ministro de lograr un acuerdo. La sesión comenzó con dos horas y medio de retraso. Al Maliki optó por dejar sin cubrir tres puestos clave -Interior, Defensa y Seguridad Nacional-. Era el único modo de salvar el plazo constitucional (concluye mañana) para la formación del Ejecutivo.
En su discurso ante los diputados, Al Maliki dijo que las prioridades de su Gobierno eran el restablecimiento de la estabilidad y la seguridad en el país y prometió "moverse rápido" para mejorar la coordinación de las fuerzas de seguridad y reducir los ataques de la insurgencia y de las milicias. Dijo también que un objetivo de la legislatura es lograr que se den las condiciones para la salida de las tropas extranjeras.
Mientras que dentro de la fortificada zona verde se hablaba del futuro, fuera de ella estaba el presente. Una bomba escondida en una bolsa de papel explotó en Ciudad Sáder, cerca de un restaurante popular donde los varones se dan cita en los días laborables (el sábado lo es para los musulmanes) en espera de trabajo. Diecinueve personas perdieron la vida y 58 resultaros heridas, informó el comandante de la Policía Hashim al Yaser. Este barrio, uno de los más pobres, y en el que viven un millón de chiíes, es el bastión del clérigo radical Múqtada al Sáder, que dirige una milicia llamada el Ejército del Mahdi, una de las muchas que operan en Bagdad y que Al Maliki ha prometido, igual que sus antecesores Ibrahim al Yafari y Allad Alawi, desmantelar e integrar en las fuerzas policiales.
En la ciudad de Qaim, al oeste, un coche bomba mató a cinco personas, y en Mosul, otro coche similar causó la muerte a tres civiles. El descubrimiento de 21 cuerpos de iraquíes con signos de haber sufrido torturas antes de morir pone de manifiesto otro de los grandes problemas del nuevo Gobierno: la guerra soterrada que mantienen las milicias chiíes y suníes desde el 22 de febrero, cuando un coche bomba causó graves daños en la mezquita dorada de Samarra, de culto chií.
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