Cartagena, ¿la provincia 51?
Los empresarios arrastran al presidente Valcárcel (PP) y al PSOE hacia el debate sobre la 'secesión' en Murcia
"¿Yo murciano? No, soy de Cartagena". La respuesta de Luis, un cartagenero del barrio de Los Dolores, podría ser similar o parecida al sentir de la mayoría de los habitantes de Cartagena, una ciudad de 190.000 habitantes, en la que el debate histórico sobre la creación de una provincia ha vuelto a la actualidad, después de que el presidente de la patronal local, Diego Illán, reclamara la creación de este nuevo departamento, que compartiría comunidad autónoma con el resto de Murcia.
Pero esta reclamación, que ha sido tomada en serio por los medios de comunicación regionales y muchos vecinos, y que de llevarse a cabo implicaría la creación de la 51ª provincia española, tiene en esta ocasión una connotación diferente, ya que se enmarca en pleno inicio de la discusión por el contenido del futuro Estatuto de autonomía.
Con el cambio, la comunidad obtendría dos diputados y cuatro senadores más
Además, y según el empresariado de Cartagena, en esta ocasión no se trata de dividir sino de sumar más diputados y senadores al ser una provincia más. Por eso Illán, quien el pasado nueve de mayo propuso al presidente murciano, Ramón Luis Valcárcel (PP), que tomara en consideración la creación de la provincia de Cartagena, basó su propuesta en criterios "prácticos, como es el aumento del peso político de la Región de Murcia", ya que, con el cambio, " el conjunto resultante obtendría dos diputados más en el Congreso y cuatro senadores más".
Este empresario, que se llevó un tirón de orejas del presidente de la patronal regional, Miguel del Toro, también justificó su demanda basándose en las fuertes previsiones de crecimiento de la población de la futura provincia del Campo de Cartagena. Estaría compuesta según los cantonalistas por los municipios de Cartagena, Mazarrón, Fuente Álamo, Torre Pacheco, La Unión, Los Alcázares, San Javier y San Pedro del Pinatar, llegando hasta los 450.000 habitantes, en un territorio de unos 1.482,1 kilómetros cuadrados, 515 menos que los de la provincia vasca de Guipúzcoa. Este debate también ha coincidido con las propuestas de PP y PSOE, que a un año de elecciones, se han mostrado proclives a "un debate sereno" sobre el futuro de Cartagena, según el propio Valcárdel.La irrupción del presidente ha sido determinante, ya que supone un paso en una dirección diferente a la mantenida por este dirigente del PP en los últimos años, en los que a base de reivindicar agua de los trasvases del Ebro y del Tajo había logrado crear una especie de sentimiento de unidad autonómica que se aviva con la rivalidad que se mantiene casi a diario con los gobiernos de Castilla-La Mancha, Aragón y Cataluña, todos ellos gobernados ahora por el PSOE. Pero pese a lograr un consenso interno, casi llegando a la unanimidad, el presidente murciano no ha conseguido que los murcianos tengan un sentimiento de pertenencia a su comunidad, cuyos habitantes apenas reconocen su bandera o su himno como propios.
En una reciente encuesta de la Fundación Santamaría se reflejaba la realidad de que los murcianos son los españoles que menos apego tienen a su identidad regional, ya que el 95% se sentían primero españoles y luego murcianos.
"Esta situación se explica porque, desde 1833, Cartagena dejó de ser una provincia marítima para ser parte de Murcia, y desde entonces no tenemos una identidad clara, que ha llegado a confundir el nombre de toda una provincia, de más de 11.000 kilómetros cuadrados, con el de la capital. Nosotros mismos cuando decimos Murcia no sabemos si estamos hablando de la capital o de la comunidad", se lamenta Luis Carlos García Conesa, único concejal del Movimiento Ciudadano en Cartagena, heredero del Partido Cantonal, que tuvo un alcalde entre 1987 y 1991.
En lo que no hay acuerdo es en qué nombre dar a la hipotética comunidad autónoma bi-provincial. Hay quien dice que se podría llamar Comunidad del Sureste y Comunidad Levantina.
El que parece guardar un as en la manga es el recién proclamado candidato a las elecciones autonómicas por el PSOE, Pedro Saura, que por vía del delegado del Gobierno en la Región de Murcia, Ángel González, aseguró que sería beneficioso que la segunda ciudad costera contara con una subdelegación del Gobierno. Sería similar a que la que se creó durante el Gobierno de Aznar bajo el nombre de Oficina de Coordinación de la Administración General del Estado en el Campo de Gibraltar (dado que en Cádiz ya hay una subdelegación).
Siguiendo con la comparación con el Campo de Gibraltar, el Gobierno murciano de Valcárcel podría guardar, a su vez, otro as en la manga: una delegación de competencias en Cartagena como la que aprobó el 16 de noviembre la Junta de Andalucía, que en la práctica confiere a Algeciras y su entorno la condición de provincia sin ser legalmente reconocida como tal.
Todos estos ases apenas llegan a los ciudadanos, tanto de Murcia como de Cartagena. Tras años de promesas, ya no se sobresaltan por un tema recurrente en la historia de la comunidad, que salta a la palestra como si del río Guadiana se tratara.
Además, el intento de lograr mayores cotas de autonomía no se circunscribe únicamente a las aspiraciones de los cartageneros, sino que en los últimos años en Murcia se ha exacerbado la tendencia a crear municipios, una demanda que ya han lanzado públicamente los vecinos de pueblos como La Manga, El Algar y La Palma, que quieren dejar de pertenecer al municipio de Cartagena. El Palmar ya ha iniciado los trámites para dejar de pertenecer a Murcia, uno de los municipios de mayor extensión de España, junto a la también murciana Lorca, cuya extensión es ligeramente inferior a la de cualquier provincia vasca.
Dentro de este marco de cambios en los Estatutos de las comunidades autónomas se enmarcan los deseos expresados públicamente por el teniente de alcalde del Ayuntamiento de la albaceteña Tobarra, Juan Antonio Negrillo (PP), quien amenazó al Ejecutivo castellanomanchego de José María Barreda (PSOE) con pedir la inclusión de este municipio en la Región de Murcia, cuya capital se encuentra a tan sólo 45 minutos en coche. También mostraron su intención de formar parte de Murcia los alcaldes de Ontur y Montealegre del Castillo, quienes exigen a Barreda más inversiones para sus pueblos.
Pese a todas las implicaciones políticas, hay ciudadanos de Cartagena que mantienen la existencia una identidad diferente a la del resto de murcianos. Éste es el caso del empresario Francisco Meca, quien asegura ser partidario de que se cree una provincia, sin por ello se le considere "cantonalista ni nada parecido". "Yo, como empresario, creo que la provincia es algo económicamente viable, y redundaría en beneficio de todos los murcianos, que ahora mismo tenemos menos peso específico en el conjunto de España que el que deberíamos tener en función de nuestra población".
Así, se convierta en provincia o no, el futuro de Cartagena parece, más que nunca, estar en manos de los cartageneros y murcianos en general, que podrían optar por construir una comunidad autónoma de dos provincias, como Extremadura, o seguir siendo uniprovincial, escogiendo la descentralización comarcal. La decisión se podrá ver en el Estatuto de autonomía, cuyas conversaciones iniciales ya han comenzado.
Mientras, el concejal del Movimiento Ciudadano, Luis Carlos García Conesa, asegura haber recogido unas 15.000 firmas a favor de la secesión.
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