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'La senda gitana' muestra la pasión de Irving Brown por esta etnia

Irving Brown pertenece a la nómina de los viajeros hechizados por el misterio de España. Su interés por la piel de toro se centró en los gitanos. Y Brown viajó a España para conocerlos. En 1922 publicó La senda gitana, una crónica de su vagabundeo por Andalucía, que acapara la mirada y las vivencias de Brown. La editorial sevillana Renacimiento acaba de traducir al español esta obra fundamental sobre el mundo gitano en la colección Los Viajeros.

De niño, Brown observaba a las gitanas en su Norteamérica natal con una mezcla de temor y fascinación. Las seguía, a pesar de las leyendas que corrían sobre ellas, quizás porque deseaba que lo raptaran. Siendo estudiante en la Universidad de Wisconsin se puso a estudiar caló en los libros de George Borrow. Brown se convirtió en profesor de la Universidad de Columbia (Nueva York) y acabó por creer que era gitano.

La libertad y la fantasía de los gitanos tenían la fuerza de un imán para este americano que abominaba de la rutina gris a la que le abocaban los señuelos de la civilización. Brown se centró en distintos lugares de Andalucía al dejar constancia de su viaje. Fuera de Andalucía, Brown sólo se detuvo en Barcelona y Tánger (Marruecos).

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