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Reportaje:UN GIRO AL VOLANTE V | Multas en carretera

"Es que llevaba prisa"

La Guardia Civil de Tráfico pone cada año unas 400.000 sanciones, una media de 1.147 diarias

¿Quién no ha pisado en alguna ocasión el acelerador un poco más de lo debido y ha puesto su coche a 140 en una autovía? ¿O no se ha puesto el cinturón para un trayecto de cinco minutos entre el apartamento y la playa? Una de las tareas de la Guardia Civil de Tráfico es evitar estas infracciones. Y para ello se vale de las multas. Además, a partir del 1 de julio, existirá otro sistema para disuadir a los malos conductores: el carné por puntos.

Hasta entonces, las multas siguen siendo la principal penalización contra las infracciones. EL PAÍS pasó un día junto a una pareja de guardias civiles para comprobar la reacción de los conductores cuando constatan que tendrán que aflojar el bolsillo al infringir el Código de la Circulación.

A partir del 1 de julio, además de la sanción económica comenzarán a descontarse los puntos
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La primera infracción, pocos minutos después de salir del cuartel un jueves laborable del mes de mayo, la encuentran los agentes en la autovía A-42 (Madrid-Toledo). Hay un coche averiado en el arcén y uno de los pasajeros, que se ha bajado para poner un triángulo de señalización, no lleva el chaleco reflectante obligatorio (tres puntos a partir del 1 de julio). Mala suerte. Además del coche roto, multa de 150 euros. Doble mala suerte. En el vehículo van cinco jóvenes inmigrantes rumanos que se dirigían a trabajar a Mercamadrid . "Sabía que tenía que llevar chaleco", dice el sancionado, "pero en el coche sólo había uno y ya se lo había puesto el conductor. Por querer ayudar a poner el triángulo me llevo la multa. Soy trabajador y eso es mucho dinero para mí".

Los agentes recuerdan que las multas no son porque sí. Una persona sin chaleco reflectante en una autovía puede ser fácilmente arrollada por un coche que no la haya visto, especialmente de noche.

¿Cuáles son las infracciones más comunes? "Lo más típico son los adelantamientos, no respetar la prioridad de paso, los giros incorrectos y los cambios de sentido", comenta José Luis Vega Poves, teniente jefe del destacamento de Tráfico de Leganés (Madrid). También las distracciones, la utilización del teléfono móvil, conducir después de haber tomado alcohol y no llevar puesto el cinturón.

Unos kilómetros más adelante hay otro vehículo averiado en la carretera, esta vez un camión. El conductor no lleva los triángulos reflectantes (sancionado con tres puntos desde julio). Otros 150 euros. "Me da igual, la multa la pagará mi jefe", comenta. Y una constante entre los conductores. Apenas conoce nada del carné por puntos. "Sé que entra en vigor en verano y poco más. He oído que habrá que hacer cursos si te quitan el carné, pero no tengo ni idea de cómo funcionarán, ni qué infracciones quitarán más puntos". Eso sí, cree que los conductores profesionales como él deberían tener más ventajas porque el camión es su medio de trabajo y si le quitan el carné se queda sin cobrar.

Durante 2004, último año del que existen estadísticas, la Guardia Civil de Tráfico impuso 418.667 multas, sobre un parque automovilístico de 26.432.641 vehículos. Las sanciones varían dependiendo de su gravedad: 60 euros las leves, 150 euros las graves y hasta 600 euros las muy graves.

Hay cosas que los agentes no llegan a comprender. "Por ejemplo, los niños sin sujeción apropiada. Lo de menos es la sanción, la gente no se da cuenta del peligro que corren los niños hasta que no ven los accidentes por televisión, y ni siquiera así". O la velocidad. "Nosotros hemos parado a conductores circulando a 240 kilómetros por hora. Eso lleva un mes de retirada de carné como mínimo, y una multa de 600 euros"· Desde julio, además, seis puntos menos en el carné. Y claro, el alcohol, principalmente los fines de semana, aunque se suelen hacer controles de alcoholemia siempre que el conductor comete una infracción. "En una noche de viernes o sábado podemos hacer unos 200 controles en nuestra jefatura, de los que suelen salir positivos unos 20". El agente José Antonio Olivares cuenta las cosas que hace la gente "desde ponerse a correr a hacer flexiones" para intentar que se pasen antes los efectos de los cubalibres y poder continuar conduciendo.

El coche de la Guardia Civil sale de la autovía y se adentra en las calles del pueblo madrileño de Griñón. En una rotonda, aparece una empleada de Correos en una motocicleta. No lleva casco (tres puntos). No hay más remedio que denunciar. Además, se inmoviliza la moto hasta que alguien le traiga el casco. "No me lo he puesto porque no había más. El último se lo ha llevado un compañero. Tenía que salir a hacer mi trabajo y no podía esperar. Tenía prisa". Como todos, se lamenta de su mala suerte por la multa. Y es que 150 euros es mucho dinero para la mayoría de la gente. En el pueblo se une a la ronda un coche camuflado de la Guardia Civil. Al no ser reconocido por los conductores, es el que más infracciones localiza. "Acabamos de poner una multa a un coche en el que el conductor no tenía ni carné de conducir ni seguro, y el niño pequeño viajaba sin sujeción alguna" (tres puntos a partir de julio), dice uno de los agentes que van en este vehículo. Ha visto tantas cosas que sólo encuentra una solución al problema de los accidentes: "Hace falta concienciación. Y educación vial desde las escuelas".

Desde la rotonda, los coches de la Guardia Civil se dirigen a una intercesión en el que una señal de Stop advierte a los vehículos de que hay que detenerse completamente. En 15 minutos cuatro conductores son sancionados con 150 euros por no respetar la señal. Habrían perdido cuatro puntos en julio. Las reacciones de los infractores varían. Los ocupantes de un Fiat Punto la admiten de buen grado. Pero el conductor de un Daewoo blanco se dirige a gritos al guardia civil que le está multando. "Los malos modos son habituales", dice uno de los agentes del coche camuflado. "No permitimos que nos insulten, pero aguantamos muchos desprecios. Más de uno te recibe diciendo: 'Me está usted jodiendo el día".

Una de las infracciones más comunes es no llevar el cinturón de seguridad puesto. Los agentes se sitúan en otra rotonda y no tardan en comprobarlo. Cinco conductores son sancionados en menos de 15 minutos (tres puntos a partir de julio). Como siempre, la multa duele. Uno de ellos reconoce el error, pero argumenta que llevar el cinturón de seguridad no siempre es bueno. Su madre, que va a su lado de pasajera y sí lo lleva puesto, da la razón al hijo y piensa que estas multas son sólo para recaudar dinero. Para todos la excusa es la prisa. "Estaba aquí al lado y tenía prisa", se justifican. Otros buscan razones laborales. Un tractor va con dos ocupantes, cuando legalmente sólo puede llevar uno. Sanción de 150 euros. "Es que venimos de recoger zanahorias", se justifica el pasajero. "¿Y qué tienen que ver las zanahorias con los ocupantes del tractor, hombre?", responde el guardia civil.

Un conductor cuenta que lo primero que hará será recurrir. Suele ser una práctica común. En 2005 se presentaron 146.936 recursos a multas de la Guardia Civil, aunque la mayoría no prosperaron. Un club de automovilistas, el RACE, asegura que los recursos suelen ser admitidos cuando existe error en el vehículo (por ejemplo, que el coche denunciado no estuviera allí y se pueda documentar) y urgencia médica o de otro tipo debidamente justificadas.

Los agentes reconocen que la tarea de poner multas es ingrata, pero aseguran que les gusta su trabajo, porque sirve para cumplir una labor social. "Especialmente cuando se produce un accidente, y tenemos que ayudar a las personas heridas, o cuando ayudamos a los conductores que han sufrido una avería", dice el teniente Vega. La parte más dura se produce en los accidentes con víctimas mortales, especialmente si son niños. "Nuestra labor no sólo es poner multas", resume el teniente, "sino intentar concienciar a la gente de que conducir no es una actividad cualquiera, y que hay que poner los cinco sentidos al volante".

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