_
_
_
_
_
Reportaje:

Paz sin amor en Irlanda del Norte

El Parlamento se restablece hoy, pero nadie espera recuperar la autonomía a corto plazo

La Asamblea de Stormont, el Parlamento autónomo de Irlanda del Norte, se constituye hoy de nuevo tras haber estado en suspenso desde octubre de 2002. Es sólo una reapertura parcial, con el objetivo de que los partidos políticos elijan un Gobierno y se pueda restablecer plenamente la autonomía. Pero nadie espera que ese acuerdo llegue antes de la pausa veraniega y hay pocas posibilidades de que se logre antes del 24 de noviembre, el tope establecido en su día por los primeros ministros británico e irlandés, Tony Blair y Bertie Ahern.

Excepción hecha de la terrible bomba de Omagh, que en agosto de 1998 segó la vida de 28 personas en el último intento de disidentes del IRA por acabar con el proceso de paz, las armas llevan ya 12 años en silencio. Un silencio sólo roto esporádicamente, con asesinatos más relacionados con la violencia mafiosa que con la militancia política. O con crímenes sectarios como la paliza que el pasado día 7 le costó la vida a Michael McIlveen, un joven católico de Ballymena que cometió el error de estar a media noche en un feudo lealista. No tenía militancia política y su mayor ambición era enrolarse en el Ejército -británico o irlandés, lo mismo le daba- al cumplir en noviembre los 16 años.

"El autogobierno no preocupa a la gente. Quieren prosperidad y paz", dice un experto

Su muerte es fruto del odio que sigue dominando Irlanda del Norte. El enfrentamiento entre ambas comunidades sigue vivo, como lo refleja el hecho de que el octogenario Ian Paisley se ha convertido en líder del unionismo político, sigue renegando de los acuerdos de paz y, a pesar de la destrucción de las armas del IRA, se niega a compartir gobierno con el Sinn Fein, el brazo político de los republicanos.

¿Por qué Paisley nunca ha querido convertir el desarme del IRA en una victoria política del unionismo radical? "Si obtuviera lo que él llama arrepentimiento

seguramente lo haría", responde Paul Bew, profesor de Política en la Universidad de Queens, en Belfast, y una de las máximas autoridades sobre el conflicto de Irlanda del Norte. "El problema es que no hay un debate moral sobre todo lo que está ocurriendo", explica. "No hay compromiso de ningún tipo y no creo que haya ninguna posibilidad de arrepentimiento. No hay debate moral y no hay amor. Esto es paz sin amor. Frialdad. Pura conveniencia. No hay transformación humana en absoluto en términos de relación o de actitud hacia el otro. No hay autoconciencia de nada. Es una paz sin preguntas difíciles".

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Bew, de 56 años, un protestante de izquierdas que en los viejos tiempos se manifestó en defensa de los derechos civiles de los católicos y que ejerció de consejero en la sombra del líder unionista moderado David Trimble, es pesimista sobre las posibilidades de que se restablezca la autonomía, pero cree que no es imposible que eso ocurra cuando se llegue al plazo límite del 24 de noviembre y Londres congele los salarios de los miembros de la Asamblea de Stormont si no pactan la elección de un Ejecutivo.

"A la gente no le preocupa el autogobierno. Lo que quieren es paz y prosperidad. Votaron por los acuerdos de paz en 1998 porque pensaban que era la única manera de conseguir paz y prosperidad y que no volviera el IRA", reflexiona Bew. "Hoy ya no creen eso. Si convocas una manifestación por el restablecimiento del Gobierno, sólo van 200 personas. En el segundo nivel del DUP

[el partido de Paisley] quieren un acuerdo por los beneficios que les reporta: trabajo, coches y todo eso. Pero no creo que Paisley quiera hacer ese acuerdo. La gente de Peter Robinson les está diciendo a los americanos que puede haber acuerdo en noviembre. Pero Paisley no piensa así, y si nos vamos al año que viene, la cuestión va a ser que si se llega a un acuerdo eso significará un enorme impulso al Sinn Fein en vísperas de elecciones en Irlanda. El mayor interés del Sinn Fein en estar en un Gobierno aquí es que les hace más respetables ante el resto del electorado irlandés. ¿Por qué iba Paisley a hacer eso?", se pregunta.

Paisley ha rechazado la envenenada oferta de Gerry Adams, el líder del Sinn Fein, de elegirle a él como ministro principal y al número dos republicano, Martin McGuinness, como su adjunto. No es una oferta generosa, sino la mera aplicación de la aritmética electoral que otorga al primer partido de la Asamblea la presidencia del gobierno y al principal partido de la otra comunidad la vicepresidencia. Es sólo una manera más de dejar claro que es Paisley quien se opone a pactar con el Sinn Fein, y no al revés. A los republicanos también les quedan asignaturas pendientes. Por ejemplo, el reconocimiento de la policía norirlandesa. Se niegan a hacerlo si no se transfieren al gobierno autónomo las competencias sobre policía y justicia, y les dan una de las dos carteras.

Edificio del Parlamento autónomo de Irlanda del Norte, en Belfast.
Edificio del Parlamento autónomo de Irlanda del Norte, en Belfast.REUTERS

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_