"Si no quieren dar el bote, no lo dan"
El madrileño Eduardo Benito Sayago se enorgullece de haber convertido el negocio familiar en una "charcutería especializada, en la que hasta el chorizo de guisar es ibérico". Para regentarla se levanta muy temprano, pero ahora que sabe que en cuatro meses le van a ingresar 2.190.000 euros (menos impuestos), tras su intervención en el concurso Pasapalabra (Antena 3), tiene muy claro que alguien le relevará por las tardes. Por el veterano programa, que se estrenó en 2000 con Silvia Jato al frente y que ahora presenta Jaime Cantizano, han pasado 1.500 concursantes, pero nunca había entregado un premio tan cuantioso, el más alto de la televisión española.
"Quiero dedicar más tiempo a mi familia", dice Benito Sayago, de 38 años, casado y con dos hijos. "Y el resto del dinero no sé... Este verano en la playa, bajo una palmera, lo pensaré", asegura el concursante, que no tiene intención de viajar a las Bahamas o a otro exótico punto del planeta. "No hay que irse lejos, en España hay muy buenas playas". Lo que sí sabe es que no cambiará de casa porque a toda la familia le gusta mucho, y, al menos por ahora, seguirá desplazándose en metro por Madrid.
Pregunta. ¿Piensa que le acompañó la suerte?
Respuesta. No eran preguntas muy difíciles, pero tres o cuatro tenían trampa. Por ejemplo: 'Con la p, llevar al ganado a comer'. Tiendes a decir pastar, cuando es pacer. Pastar es el hecho de comer. Otro ejemplo: 'Con j, apellido de un Nobel español de Literatura'. Estuve a punto de decir: Jacinto Benavente, porque no oí que era el apellido, pero tuve la sangre fría de parar.
P. Algunos cibernautas piensan que ha habido tongo.
R. Ya me lo han comentado. Me importaría que lo pensase un amigo, pero un desconocido no. Ofende quien puede, no quien quiere. Si a Fernando [otro concursante] le hubiese salido la palabra psicología se hubiese llevado antes el rosco. Lo que hay que pasar es el casting, que es bastante duro.
P. ¿Cuál es para usted la mejor estrategia a seguir?
R. Mentalizarse y tener sangre fría. Ahora estoy mucho más nervioso en el programa, porque tengo la presión de pensar que lo tengo que hacer bien. La gente está pendiente: ¿acertará o no?
P. ¿Y se preparó de alguna manera?
R. No, es imposible. Tengo mucha memoria y me sirvió que siempre he leído mucho. Un poco de todo, lo que cae en mis manos, como obras históricas o novelas... Mis favoritos son Pérez Galdós y Ken Follet, aunque sea un escritor de best sellers. Lo que hay que tener es sangre fría, y yo soy muy calmado. Ni pito en los atascos.
P. ¿Las preguntas son más complicadas que en la época en la que presentaba Silvia Jato?
R. No es que sea más fácil. Si no quieren dar el bote, no lo dan. Es cuestión de abrir una página del diccionario, porque de muchas palabras desconoces el significado. Y si ahora dicen que la gente utiliza sólo 1.000 palabras...
P. ¿Esta semana le han salido nuevos amigos?
R. No, pero han llamado algunos de los que no sabía nada hace tiempo. Y en la charcutería se acercan señoras que no son clientas. Alguna, hasta compra.
P. ¿Es un profesional de los concursos?
R. Hace dos años estuve 19 programas en Cifras y letras y gané 10.800 euros. Por ahora no volveré. Siempre me ha gustado Pasapalabra porque se pasa un buen rato. No tanto por el dinero, porque al fin y al cabo se juega con un dinero que no es tuyo. Además, no es un programa nada clasista. A nadie le importa si eres banquero, ama de casa o si yo doy clase en Harvard y tengo un máster en La Sorbona. De lo que se trata es de disfrutar.
P. ¿Y cuáles son sus estudios?
R. No lo voy a decir. Que quede la incógnita y se debata en Internet.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.