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Gerhard Steingress rastrea los orígenes del género flamenco en '...Y Carmen se fue a París'

El París de mediados del siglo XIX tuvo un papel decisivo en la formación de lo que se conoce como género flamenco. Gerhard Steingress (Salzburgo, Austria, 1947), uno de los investigadores flamencos más prestigiosos, defiende esta tesis en su libro ...Y Carmen se fue a París, que ha publicado recientemente la editorial Almuzara.

El libro, que tiene como subtítulo Un estudio sobre la construcción artística del género flamenco (1833-1865), incide en la importancia que llegó a tener el espectáculo del baile flamenco en la que entonces era la capital mundial del arte. Este papel relevante del baile flamenco en París se produce en el mismo momento histórico en que se gesta su génesis como espectáculo de masas.

"Llegué a Sevilla por primera vez en 1965. Y vivo aquí constantemente desde hace 16 años. Cuando llegué a España me interesé, sobre todo, por los toros. Luego, conocí a José Menese y me interesé por el flamenco", señala Steingress, que comenzó a mediados de los años ochenta su "primer proyecto de investigación".

"El flamenco es el resultado de fusiones de muy distinta procedencia: del mundo del baile, música, canto... ¿Por qué se produce esto en París? Había circunstancias que lo propiciaban", dice. "El mundo del arte se orientó en una oleada de gitanofilia en Europa. En ese momento, están el empresario y el público", comenta.

"El artista tuvo que venderse y buscar su mercado mediante la competencia y la originalidad. Las bailarinas francesas ya conocían los bailes populares españoles", explica Steingress, que es profesor titular de Sociología de la Universidad de Sevilla. Entre sus obras destacan Sociología del cante flamenco (1993), Flamenco y nacionalismo (1998) y Sobre flamenco y flamencología (1998).

"La segunda mitad del siglo XIX es el periodo del realismo naturalista. El flamenco habla de la novia que engaña, de la madre muerta en el hospital, del churumbel con hambre...", agrega el investigador austriaco. El flamenco tiene, así, un vínculo fuerte con el naturalismo que defienden escritores como Zola frente al anterior periodo romántico.

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"El flamenco se vincula a la bohemia. El arte flamenco es producto de los artistas. Se trata de hambrientos y semiprofesionales que necesitaban ganarse la vida a través de un producto que llamaba la atención", dice el flamencólogo.

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